Les dejo un muy interesante artículo escrito por el máximo responsable (E.G.G. Nichán) de Juventutem Argentinae, federación internacional que se encarga entre tantas otras cosas, de difundir la Misa tridentina en cada nación a partir de los mismos jóvenes.
Foederatio Internationalis Juventutem:
La ley del silencio
no va a funcionar con el Motu Proprio
E.G.G. Nichán
Los que conocemos el trabajo meticuloso de Paix Liturgique y de las organizaciones que trabajan con ella en sus encuestas siempre podemos dar buena fe de la profesionalidad de las mismas. Es por eso que los datos que InfoCatólica publica son no desalentadores, pero sí un buen termómetro de la mala salud de nuestra Iglesia, y de que un obstruccionismo pastoral frente a la forma extraordinaria no ayuda lo más mínimo a mejorarlo.
Según los datos que ha recabado Ipsos para Paix Liturgique y que publicamos en España, [somos] uno de los países en los que más católicos se reconocen sus habitantes (64 por ciento) frente a países como Italia (78), Francia (56) o Suiza (36). Cifra que se desploma a un 25 por ciento de asistencia a la misa dominical o al menos una vez al mes. En Italia el 51 por ciento, aunque en Alemania el 10 (debido en buena parte a los escándalos en la Iglesia alemana).
Summorum Pontificum
Los datos sobre Summorum Pontificum muestran un absoluto desconocimiento por parte de los fieles que, se supone, acuden a Misa. Si en Francia el 58 por ciento de los fieles dicen conocerlo (50 por ciento el Alemania y hasta el 71 por ciento en Italia), tan solo un 18 por ciento de los fieles sabe qué es ese Motu Proprio, muy por debajo de cualquier país europeo, incluso la desastrada Alemania. En consecuencia, tan solo el 26 por ciento de los fieles comprende que la forma extraordinaria pueda ‘cohabitar’ con la ordinaria. Ahora bien: Hasta el 50 por ciento de los fieles practicantes consideraría asistir a la Misa en Forma Extraordinaria en su parroquia al menos una vez al mes.
Llama, y mucho, la atención este último dato. El fiel a lo mejor no sabe por qué hay dos formas, y a la postre, nadie le ha informado. Ni su párroco, ni su obispo, ni la mayoría de medios católicos en papel (lo siento, compañeros). Algunos medios generalistas han incluso aprovechado en 2007 la publicación del Motu Proprio para arremeter contra Benedicto XVI.
Sin embargo en España, no. Aquí, silencio. Y si no es por la implicación personal de algunos párrocos, monseñores vaticanos, religiosos sin sueldo por parte de su obispo, y pequeños grupos de seglares, la Misa Tradicional no existiría en España. Erradicada por un ‘aggiornamento’ sin los sobresaltos que hubo en otros países. Al menos de puertas para afuera.
La generación presente de obispos en España tiene, pues un reto por delante: sacudirse esa fama, mal ganada en algunos casos, pero muy merecida en otros, de ser abyectamente contrarios a la forma extraordinaria. Desconozco las razones, pero esa es la imagen que se da. Y eso duele cuando se sabe que muchos sacerdotes no la celebran porque no fueron formados en ella, pero que tienen la aptitud “cristiana", llamémosla, para querer aprenderla. Duele cuando hay obispos de excelente doctrina que, pese a gobernar diócesis difíciles, que durante décadas no han sido puestas en cintura, salen al paso de los tiempos con una pastoral valiente, testimonio de vida cristiana… Y se dejan esto en el tintero.
No sé si hoy por hoy tenemos obispos santos. Yo creo que en algunos casos sí, aunque la prudencia me pide reserva. Lo que sí sé es que nuestros obispos tienen que hacerse eco de lo que está haciendo y diciendo el Santo Padre en Roma: en todas sus misas el Papa tiene los seis candelabros y el crucifijo encima; la comunión se recibe de rodillas y en la boca de manos del Pontífice, y la formación de sacerdotes que celebren la forma extraordinaria, ya está en marcha.
Importancia de la Liturgia
Es importantísimo que nuestros obispos hablen de esta forma litúrgica a sus fieles. No, no es un problema más, no les va a descuadrar sus pastorales tan bien programadas desde Añastro, sino que va a ser un modo más de santificación para sus fieles que no “asistirán a los oficios” de vez en cuando, sino que -al menos los que acudan- vivirán la misa.
Yo estoy harto de ver a España, mi España, descristianizada. En septiembre me marcho por un tiempo a Ginebra (aunque estas epístolas seguirán siendo matritenses de corazón), y me gustaría que al volver nuestra Iglesia se hay replanteado una situación muy seria.
La ley del silencio no va a funcionar. En Francia solo alimentó a la FSSPX, y hoy por suerte los institutos Ecclesia Dei aportan ya tantos seminaristas como los discípulos de Mons. Lefebvre. Y, todos juntos, representan una buena porción de los nuevos sacerdotes en el país galo, cada año. De ahí la importancia de que los Lefebvristas estén en total unión obediente con el Santo Padre.
Imaginen ustedes cuanto crecería el número de vocaciones si la forma extraordinaria se conociese con más amplitud en nuestro país. Hasta la mismísima Italia, que sale muy beneficiada en esta encuesta vería como España sale de su letargo espiritual…
Soñar es gratis, claro.
+Pax et Bonum+
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