15 de marzo de 2011

19 de marzo: fiesta de San José

SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA
Patrono de la Iglesia Universal


La Iglesia honra siempre a San José con María y Jesús, especialmente en las fiestas de Navidad. Oriundo de la estirpe davídica, fue San José el tipo consumado del varón justo (Ev.).

Como por causa de su matrimonio con la Virgen María San José tiene derechos sobre el fruto bendito del seno virginal de su Esposa, existe gran afinidad de orden moral entre él y Jesús, ejerciendo sobre el Niño Dios cierto derecho paterno, que el Prefacio de San José describe muy delicadamente con los términos paterna vice.
San José, sin que haya engendrado a Jesús, es legal y moralmente padre del Hijo de la Virgen Santísima, por los estrechos lazos que le unen con María. Estaban en la familia de Nazaret las tres personas más grandes y excelsas del universo: Cristo Hombre, la Virgen Madre de Dios, y José, padre nutricio y legal de Cristo. Dios le reveló el misterio de la encarnación y le confió la custodia del Verbo encarnado y la virginidad de María.


El himno de Laudes dice que «Cristo y la Virgen le asistieron en su hora postrera con rostro sereno». San José voló al cielo para gozar claramente de la visión del Verbo, cuya humanidad tanto tiempo y tan cerca le había sido dado contemplar en la tierra.
Con razón, pues, se le invoca como modelo de las almas interiores y contemplativas y patrón de la buena muerte. Además, en el cielo, sigue siempre ejerciendo muy poderoso influjo sobre el corazón de Jesús Hijo y de María, su santísima Esposa (Dr.)

Imitemos en este santo tiempo la pureza, la humildad y el espíritu de oración y recogimiento de José en Nazaret, donde vivió con Dios, cual otro Moisés en la nube (Ep.).


¡Glorioso Patriarca! ¡Esposo fidelísimo de María! durante tu vida fuiste el amparo de la Sagrada Familia. Continúa esa solicitud sobre toda la Iglesia, la Familia de Dios en la tierra. Que aprendamos de ti la verdadera sabiduría a la cual ajustaste perfectamente tus obras.
Varón justo te llama el Evangelio; enseña a todos la verdadera justicia, a los que mandan y a los que obedecen, a los patronos y a los obreros, pues de todos eres ejemplo admirable. Danos un tierno amor a Jesús y María y protégenos sobre todo a la hora de la muerte.

11 de marzo de 2011

El Card. Ratzinger y la Liturgia

El Cardenal Ratzinger, la Liturgia y el Misal de San Pío V


(Las fotografías que ilustran este artículo pertenecen a dos celebraciones distintas de la Santa Misa oficiada por el cardenal Ratzinger siguiendo el rito romano tradicional. Unas corresponden al 30 de abril de 1999 en la ciudad de Weimer (Alemania) y otras al Domingo de Pascua de 1990 (15 de abril), cuando el hoy Papa Benedicto XVI visitó el seminario de la Hermandad Sacerdotal de San Pedro en Wigratzbad (Alemania)).

Por Juan Luis Ferrari Cortés
Este artículo, a través de la recopilación de una serie de citas -que hablan por sí solas- del entonces cardenal Joseph Ratzinger, publicadas en diversos textos, pretende dar a conocer, ayudar a comprender y, profundizar, en esa faceta tan importante de la vida de la Iglesia Católica como es la liturgia, pilar básico en el pontificado de Benedicto XVI, y en concreto, en uno de sus más preciados tesoros, el misal de San Pío V, y la llamada Misa Tradicional o Misa de siempre.

Para introducirnos sobre el tema traeremos a colación el prólogo íntegro que el Cardenal Ratzinger escribió para el libro del P. Uwe Michael Lang, " Vueltos al Señor. La orientación de la oración litúrgica", pues el que sea la misma la orientación del sacerdote y de los fieles durante la celebración del Santo Sacrificio del Altar caracteriza a la Misa Tradicional:

"Para el católico practicante normal son dos los resultados más evidentes de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II: la desaparición del latín y el altar orientado hacia el pueblo. Quien lee los textos conciliares puede constatar con asombro que ni lo uno ni lo otro se encuentran en dichos textos en esta forma.

A la lengua vulgar, por supuesto, había que darle espacio, según las intenciones del Concilio (1) -sobre todo en el ámbito de la liturgia de la Palabra- pero, en el texto conciliar, la norma general inmediatamente anterior dice: «Se conservará el uso de la lengua latina en los ritos latinos, salvo derecho particular»
(2)




El texto conciliar no habla de la orientación del altar hacia el pueblo. Se habla de esta cuestión en instrucciones posconciliares. La más importante de ellas es la Institutio generalis Missalis Romani, la Introducción general al nuevo Misal romano de 1969, donde en el número 262 se lee: «Constrúyase el altar mayor separado de la pared, de modo que se le pueda rodear fácilmente y la celebración se pueda hacer de cara al pueblo [versus populum]» . La introducción a la nueva edición del Misal romano de 2002 ha tomado este texto a la letra, pero al final añade lo siguiente: « es deseable donde sea posible» . Muchos ven en este añadido una lectura rígida del texto de 1969, en el sentido de que ahora existe la obligación general de construir -«donde sea posible»- los altares de cara al pueblo. Esta interpretación, sin embargo, fue rechazada por la competente Congregación para el Culto Divino el 25 de septiembre de 2000, cuando explicó que la palabra «expedit» [es deseable] no expresa una obligación, sino un consejo. Hay que distinguir -dice la Congregación- la orientación física de la espiritual. Cuando el sacerdote celebra versus populum, su orientación espiritual debe ser siempre versus Deum per Iesum Christum [hacia Dios por Jesucristo]. Dado que ritos, signos, símbolos y palabras no pueden nunca agotar la realidad última del misterio de la salvación, se han de evitar posturas unilaterales y absolutas al respecto.

Es una aclaración importante porque evidencia el carácter relativo de las formas simbólicas exteriores, contraponiéndose de este modo a los fanatismos que por desgracia en los últimos cuarenta años han sido frecuentes en el debate en torno a la liturgia. Pero al mismo tiempo ilumina también la dirección última de la acción litúrgica, que no se expresa nunca completamente en las formas exteriores y que es la misma para el sacerdote y para el pueblo (hacia el Señor: hacia el Padre por Cristo en el Espíritu Santo). La respuesta de la Congregación, pues, debería crear un clima más tranquilo para el debate; un clima en el que pueda buscarse la manera mejor para la actuación práctica del misterio de la salvación, sin condenas recíprocas, escuchando con atención a los demás, pero sobre todo escuchando las indicaciones últimas de la misma liturgia. Tachar apresuradamente ciertas posturas como "preconciliares","reaccionarias", "conservadoras", o "progresistas" o "ajenas a la fe", no debería admitirse en la confrontación, que debería dejar espacio a un nuevo y sincero compromiso común de cumplir la voluntad de Cristo del mejor modo posible.





Este pequeño libro de Uwe Michael Lang, oratoriano residente en Inglaterra, analiza la cuestión de la orientación de la oración litúrgica desde el punto de vista histórico, teológico y pastoral. Y haciendo esto, vuelve a plantear en un momento oportuno -creo yo- un debate que, a pesar de las apariencias, no ha cesado nunca realmente, ni siquiera después del Concilio.

El liturgista de Innsbruck Josef Andreas Jungmann, que fue uno de los arquitectos de la Constitución sobre la Sagrada Liturgia del Vaticano II, se opuso firmemente desde el principio al polémico tópico según el cual el sacerdote, hasta ahora, había celebrado "dando la espalda al pueblo" . Jungmann subrayaba, en cambio, que no se trataba de dar la espalda al pueblo, sino de asumir la misma orientación que el pueblo. La liturgia de la Palabra tiene carácter de proclamación y de diálogo: es dirigir la palabra y responder, y, por consiguiente, quien proclama se dirige a quien escucha y viceversa, la relación es recíproca. La oración eucarística, en cambio, es la oración en la que el sacerdote hace de guía, pero está orientado, con el pueblo y como el pueblo, hacia el Señor. Por esto, según Jungmann, la misma dirección del sacerdote y del pueblo pertenece a la esencia de la acción litúrgica. Más tarde Louis Bouyer -otro de los principales liturgistas del Concilio- y Klaus Gamber, cada uno a su manera, retomaron la cuestión. Pese a su gran autoridad, tuvieron desde el principio algunos problemas para hacerse oír, pues era muy fuerte la tendencia a poner en evidencia el elemento comunitario de la celebración litúrgica y a considerar por eso que el sacerdote y el pueblo debían estar frente a frente para dirigirse recíprocamente el uno al otro.

  

Sólo recientemente el clima se ha vuelto más tranquilo y así, quienes plantean cuestiones como las de Jungmann, Bouyer y Gamber ya no son sospechosos de sentimientos "anticonciliares". Los progresos de la investigación histórica han dado más objetividad al debate, y los fieles intuyen cada vez más lo discutible de una solución en la que a duras penas se advierte la apertura de la liturgia hacia lo que le espera y hacia lo que la transciende. En esta situación, el libro de Uwe Michael Lang, tan agradablemente objetivo y nada polémico, puede ser una ayuda preciosa. Sin la pretensión de presentar nuevos descubrimientos, ofrece los resultados de las investigaciones de los últimos decenios con gran esmero, dando la información necesaria para poder llegar a un juicio objetivo. Es digno de mérito el hecho de que se evidencia al respecto no sólo la aportación, poco conocida en Alemania, de la Iglesia de Inglaterra, sino también el relativo debate, interno al Movimiento de Oxford en el siglo XIX, en cuyo contexto maduró la conversión de John Henry Newman. Sobre esta base se desarrollan luego las respuestas teológicas.

Espero que este libro de un joven estudioso pueda ser una ayuda en el esfuerzo -necesario para cada generación- de comprender correctamente y de celebrar dignamente la liturgia. Le deseo que encuentre muchos lectores atentos". (3)


  

Sobre la orientación del sacerdote y los fieles también escribe lo siguiente:

-El 18 de noviembre de 1992 en el prefacio de un libro del liturgista Monseñor Claus Gamber: "La orientación de la oración común a sacerdotes y fieles -cuya forma simbólica era generalmente en dirección al este, es decir al sol que se eleva-, era concebida como una mirada hacia el Señor, hacia el verdadero sol. Hay en la liturgia una anticipación de su regreso; sacerdotes y fieles van a su encuentro. Esta orientación de la oración expresa el carácter geocéntrico de la liturgia; obedece a la monición ´Volvámonos hacia el Señor´ ". (4)

-En otro texto explica que: " ...hay algo que siempre estuvo claro en toda la cristiandad hasta bien entrado el segundo milenio: la orientación de la oración hacia el oriente es una tradición que se remonta a los orígenes y es la expresión fundamental de la síntesis cristiana de cosmos e historia, del arraigo en la unicidad de la historia de la salvación, de salir al encuentro del Señor que viene. En ella se expresa, tanto la fidelidad a lo que hemos recibido, como la dinámica de lo que hay que recorrer ".

"El hombre de hoy tiene poca sensibilidad para esta ´orientación´. Mientras que para el judaísmo y el islam sigue siendo un hecho incuestionable el rezar en dirección al lugar central de la revelación -hacia Dios que se nos ha mostrado-... ". (5)

"La orientación de todos hacia el oriente no era una ´ celebración contra la pared ´, no significaba que el sacerdote ´ diera la espalda al pueblo ´, en ella no se le daba tanta importancia al sacerdote. Al igual que en la sinagoga todos miraban a Jerusalén, aquí todos miran ´ hacia el Señor ´. Usando la expresión de uno de los Padres de la Constitución sobre la Sagrada Liturgia del Concilio Vaticano II, J. A. Jungmann, se trataba más bien de una misma orientación del sacerdote y del pueblo, que sabían que caminaban juntos hacia el Señor. Pueblo y sacerdote no se encierran en un círculo, no se miran unos a otros, sino que, como pueblo de Dios en camino, se ponen en marcha hacia el oriente, hacia el Cristo que avanza y sale a nuestro encuentro" . (6)

Y acerca de la importancia en la liturgia de la postura de arrodillarse -de sacerdote y fieles-, comenta que: " Tal vez sea cierto que el arrodillarse constituya algo ajeno a la cultura moderna, precisamente en la medida en que se trata de una cultura que se ha alejado de la fe y que no conoce ya a Aquel ante el cual ponerse de hinojos es un gesto justo, mejor dicho, un gesto necesario interiormente. Quien aprende a creer aprende a arrodillarse; una fe o una liturgia que no conozcan ya el acto de arrollidarse están enfermas en un punto central. Allí donde se ha perdido este gesto es donde hay que aprenderlo de nuevo". (7)


Sobre la reforma litúrgica expone que: "Tras el concilio Vaticano II se generó la impresión de que el Papa podía hacer cualquier cosa en materia de liturgia (...). Así fue como desapareció, en grandes zonas de la conciencia difusa de Occidente, la noción de liturgia como algo que nos precede y que no puede ser ´hecho´ a nuestro antojo. Pero de hecho, el concilio Vaticano 1º no pretendió definir en absoluto al Papa como un monarca absoluto, sino, por el contrario, como el garante de la obediencia a la palabra transmitida: su potestad se liga a la tradición de la fe, lo que rige también en el campo litúrgico (...). La autoridad del Papa no es ilimitada: está al servicio de la santa tradición". (8)



El cardenal Ratzinger nos adentra en el tema del Misal de San Pío V, y la Misa Tradicional al afirmar:

-En su autobiografía que: "la promulgación - por Pablo VI- de la prohibición del Misal -de San Pío V- que se había desarrollado a lo largo de los siglos desde el tiempo de los sacramentales de la Iglesia antigua, comportó una ruptura en la historia de la liturgia cuyas consecuencias sólo podían ser trágicas". (9)

-Y continúa diciendo que: "yo estaba perplejo ante la prohibición del Misal antiguo, porque algo semejante no había ocurrido jamás en la historia de la liturgia. Se suscitaba por cierto la impresión de que esto era completamente normal. El misal precedente había sido realizado por Pío V en el año 1570, a la conclusión del Concilio de Trento; era, por tanto, normal que, después de cuatrocientos años y un nuevo Concilio, un nuevo Papa publicase un nuevo misal. Pero la verdad histórica era otra. Pío V se había limitado a hacer reelaborar el misal romano entonces en uso, como en el curso vivo de la historia había siempre ocurrido a lo largo de todos los siglos. Del mismo modo, muchos de sus sucesores reelaboraron de nuevo este misal, sin contraponer jamás un misal al otro. Se ha tratado siempre de un proceso continuado de crecimiento y de purificación en el cual sin embargo, nunca se destruía la continuidad. Un misal de Pío V creado por él, no existe realmente. Existe sólo la reelaboración por él ordenada como fase de un largo proceso de crecimiento histórico. La novedad, tras el Concilio de Trento, fue de otra naturaleza: la irrupción de la reforma protestante había tenido lugar sobre todo en la modalidad de ´reformas litúrgicas´. No existía simplemente una Iglesia católica junto a otra protestante; la división de la Iglesia tuvo lugar casi imperceptiblemente y encontró su manifestación más visible e históricamente más incisiva en el cambio de la liturgia que, a su vez, sufrió una gran diversificación en el plano local, tanto que los límites entre los que todavía era católico y no que ya no era se hacían con frecuencia difíciles de definir. En esta situación de confusión, que había sido posible por la falta de una normativa litúrgica unitaria y del pluralismo litúrgico heredado de la Edad Media, el Papa decidió que el ´Missale Romanum´, el texto litúrgico de la ciudad de Roma, católico sin ninguna duda, debía ser introducido allí donde no se pudiese recurrir a liturgias que tuviesen por lo menos doscientos años de antigüedad. Donde se podía demostrar esto último, se podía mantener la liturgia precedente, dado que su carácter católico podía ser considerado seguro. No se puede, por tanto, hablar de hecho de una prohibición de los anteriores y hasta entonces legítimamente válidos misales". (10)



-
Además en la mencionada autobiografía explica que con la: "reforma litúrgica -de Pablo VI- acaeció algo más -que una simple ´revisión´ del Misal anterior, pues- se destruyó el edificio antiguo y se construyó otro, si bien con el material del cual estaba hecho el edificio antiguo y utilizando también los proyectos precedentes. (.) Para la vida de la Iglesia es dramáticamente urgente una renovación de la conciencia litúrgica, una reconciliación litúrgica. (.) Estoy convencido de que la crisis eclesial en la que nos encontramos depende en gran parte del hundimiento de la liturgia". (11)

-En el año 2002, el cardenal Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe nos avisa que: "También es importante para la correcta concienciación en asuntos litúrgicos que concluya de una vez la proscripción de la liturgia válida hasta 1970. Quien hoy aboga por la perduración de esa liturgia o participa en ella es tratado como un apestado, aquí termina la tolerancia. A lo largo de la historia no ha habido nada igual, esto implica proscribir también todo el pasado de la Iglesia. Y de ser así ¿cómo confiar en su presente?. Francamente, yo tampoco entiendo por qué muchos de mis hermanos obispos se someten a esta exigencia de intolerancia que, sin ningún motivo razonable, se opone a la necesaria reconciliciación interna de la Iglesia". (12)

-Podemos alcanzar a adivinar cual es la pieza clave del pensamiento del Papa Benedicto XVI cuando era Cardenal en relación al misal de San Pío V cuando afirma que : "He abogado desde el principio en pro de la libertad de continuar usando el viejo misal -el misal de San Pío V-". (13)



También en el año 2002, el Cardenal escribe, en relación a la liturgia , y como una declaración de intenciones, que: "Hoy, lo más importante es volver a respetar la liturgia y su inmanipulabilidad. Que aprendamos de nuevo a reconocerla como algo que crece, algo vivo y regalado, con lo que participamos en la liturgia celestial. Que no busquemos en ella la autorrealización, sino el don que nos corresponde".(14)

"Pero, en mi opinión, esto debería ser ante todo y sobre todo un proceso educativo que ponga término al pisoteo de la liturgia con auto inventos". (15)

Como colofón destacar las palabras finales del Cardenal Ratzinger en la Conferencia pronunciada en Roma, el 24 de octubre de1998, en el marco de las celebraciones del Xº aniversario de la creación de la ´Comisión Pontificia Ecclesia Dei´:

"Por lo tanto queridos amigos, yo quiero alentaros a no perder la paciencia, a conservar la confianza y aque toméis de la liturgia la fuerza necesaria para dar vuestro testimonio por nuestro Señor en estos tiempos". (16)

Notas
(1) Cfr. Sacrosanctum Concilium, 36,2.
(2) Sacrosanctum Concilium 36,1.
(3) P. UWE MICHAEL LANG, Vueltos al Señor. La orientación de la oración litúrgica , Catagalli, Siena 2004, 150 págs.
(4) CLAUS GAMBER, ¡Vueltos hacia el Señor! , Ediciones ´Renovación´, Madrid 1996. pág. 7.
(5) JOSEPH RATZINGER, El Espíritu de la Liturgia, una introducción , Ediciones Cristiandad, Madrid 2001, pág. 97.
(6) Ult. op. cit, pág. 102.
(7) Ult. op. cit, pág. 190.
(8) JOSEPH RATZINGER, Introducción al Espíritu de la Liturgia , Ediciones San Pablo, pág. 162.
(9) JOSEPH RATZINGER, Mi Vida, Recuerdos (1927-1977) , Ed. Encuentro, Madrid 1997, pág 24.
(10) Ult. op. cit., págs. 123-124.
(11) Ult. op. cit, pág. 124.
(12) JOSEPH RATZINGER, Dios y el Mundo , Editorial Galaxia Gutemberg, Barcelona 2002, págs. 393-394.
(13) JOSEPH RATZINGER, Balance y Perspectivas, en Autor de la cuestión litúrgica... , págs. 177-178.
(14) JOSEPH RATZINGER, Dios y el Mundo , Editorial Galaxia Gutemberg, Barcelona 2002, pág. 393.
(15) Ult. op. cit, pág. 393.
(16) JOSEPH RATZINGER, ¿Existe contradicción entre el Nuevo y el Antiguo rito de la Misa? , Ediciones´Renovación´, Madrid 1998, pág.9.



9 de marzo de 2011

La Cuaresma - III

Los Domingos de Cuaresma



Incluye seis domingos: I, II, III, IV y V de Cuaresma, y el Domingo de Ramos, pórtico de la Semana Santa, del que por eso no vamos a hablar. Por su importancia litúrgica "tienen precedencia sobre todas las fiestas del Señor y sobre todas las solemnidades". Igualmente, "el miércoles de Ceniza y las ferias de Semana Santa, desde el lunes hasta el jueves, inclusive, tienen preferencia sobre cualquier otra celebración", así como "todas las ferias de Cuaresma tienen preferencia sobre las memorias obligatorias". Todas las ferias de Cuaresma tienen misa propia, lo que indica el esmero con que la Iglesia ha tratado este tiempo litúrgico.

El Domingo I de Cuaresma, llamado también en los antiguos calendarios Invocabit por su introito y Domingo de las Tentaciones por su evangelio, en la Edad Media recibía el título de Domingo de los Hachones, por los que los fieles portaban este día en la liturgia como símbolo público de arrepentimiento de los excesos carnavalescos. Los griegos lo denominan Domingo de los Santos Ayunos, para indicar la nota fundamental de este tiempo litúrgico, y también Fiesta de la Ortodoxia, en conmemoración del restablecimiento de las santas imágenes tras las luchas iconoclastas del siglo IX. Es considerado caput quadragesimae -cabeza de la cuaresma- por ser "el comienzo del venerable sacramento de la observancia cuaresmal", pues aunque antes viene prologado por el Miércoles de Ceniza y las tres ferias siguientes éstos son añadido posterior para completar, como dijimos antes, la cuarentena de ayuno, y, además, el cutado miércoles, considerado caput jejunii -cabeza del ayuno-, no es de precepto.

A esta jornada le corresponde en Roma estación en la Basílica Patriarcal de San Juan de Letrán, Madre y Cabeza de todas las iglesias del mundo, desde la época del Papa San Sixto III (432-40), índice de la importancia que se le concede en la liturgia. A esto se añade que este templo es el santuario del Santísimo Salvador -que se inmola en la Pascua- y de los santos juanes: el Bautista -profeta de la soledad y el ascetismo- y el Evangelista -el evangelista de la Pasión de Cristo-. En él eran también reconciliados los pecadores públicos el Jueves Santo, y bautizados, en su Baptisterio, los catecúmenos la noche de Pascua.

Basílica Patriarcal de San Juan de Letrán en 3D: 

El Domingo II de Cuaresma es denominado Reminiscere por su introito y Domingo de la Transfiguración por su evangelio. Originariamente fue domingo vacante, libre de estación, pues seguía a las IV témporas, que habían dejado extenuado a los fieles. Después del siglo IX se le asigna estación en Roma: Santa Maria in Domnica, antigua diaconía habitada por San Ciriaco donde San Lorenzo distribuía las limosnas de la Iglesia, en el Monte Celio, en cuya subida imitamos a Cristo ascendiendo a Jerusalén.

Al Domingo III de Cuaresma se le llama Oculi por su introito. En la primitiva Iglesia se denominaba Domnigo de los Escrutinios, por ser ésta la primera de las siete sesiones en la que en Roma se procedía al examen de los catecúmenos a bautizar la noche pascual. La estación era en la jubilar Basílica de San Lorenzo Extramuros, en la que se venera el recuerdo del más célebre mártir de Roma, con lo que se recordaba a los neocristianos los sacrificios que exige la fe cristiana. En la Iglesia griega se procede a la adoración de la Cruz al empezar la semana mesomestime, es decir, centro de los ayunos.

El Domingo IV de Cuaresma, denominado acertadamente Laetare -"alegraos"- por el introito, supone, por coincidir en mitad de la Cuaresma, un alto gozoso en el camino ante el horizonte glorioso que espera, por lo que se puede usar de la música instrumental, del exorno floral del altar y de ornamentos de color rosado, que es como un morado aliviado por la alegría.



El título de Domingo de la Rosa de Oro le viene del rito característico papal de origen medieval -hacia el siglo X- de este día de bendecir una rosa áurea como símbolo de realización absoluta y anuncio poético de la Pascua florida, que el Romano Pontífice obsequia a algún destacado personaje o institución del orbe católico. Cuando éste residía en el Patriarchio de Letrán, se desarrollaba allí la ceremonia, tras la cual la llevaba procesionalmente a la iglesia estacional, la Basílica de Santa Cruz en Jerusalén. El rito consiste en bendecirla, ungirla con el santo crisma y espolvorearla con sustancias aromáticas. Algunos creen que procede esta ceremonia singular de una costumbre de los fieles romanos de ofrecer rosas a la cruz como signo de veneración en primavera. 

El Domingo V de Cuaresma, denominado Júdica por su introito, también se conoce como Domingo de Pasión, porque desde este día la Iglesia empieza a ocuparse especialmente del sacrificio del Redentor como último tramo de la preparación pascual; inauguraba lo que en la liturgia romana preconciliar se denominaba Tiempo de Pasión. El título de Domingo de la Neomenía le viene de caer siempre después de la luna nueva que sirve para fijar la fiesta de la Pascua. Para los griegos es el Domingo V de los Santos Ayunos. La iglesia estacional es San Pedro del Vaticano, el más significativo santuario romano para celebración de tanta importancia.

Basílica de San Pedro en 3D:

La Cuaresma - II

Carácter de la Cuaresma


La Cuaresma es antesala de la Pascua. Esta preparación pascual lleva en primer lugar, en los que ya han recibido el bautismo, aparejada la renovación de éste y sus promesas. En la primitiva Iglesia, cuando existía catecumenado de adultos, éstos recibían el sacramento en la Vigilia Pascual, por lo que sus escrutinios o examen general, tres, se celebraban en las liturgias occidentales los Domingos III, IV y V de Cuaresma, certificado para Roma en el siglo VI. Así se sigue señalando en el actual Misal Romano en rúbrica especial para estos días. Tienen el fin de "descubrir en los corazones de los elegidos lo que es débil, morboso o perverso para sanarlo, y lo que es bueno, positivo y santo para asegurarlo. Porque los escrutinios se ordenan a la liberación del pecado y del diablo y al fortalecimiento en Cristo".

A esto se une la práctica de la penitencia como instrumento de conversión y purificación, por lo que el tiempo de Cuaresma tiene un marcado carácter penitencial. La pedagogía litúrgica cuaresmal nos orienta decididamente sobre el mismo: imposición de ceniza -símbolo de nuestra nada ante Dios- a su comienzo, elección del morado -color penitencial por excelencia-, supresión del Aleluya -exclamación gozosa por antonomasia- y del Gloria los domingos -canto jubiloso de alabanza-, austeridad en el ornato -prohibición de flores sobre el altar- y música -eliminación de instrumentos a no ser como acompañamiento del canto-.


Una costumbre desaparecida en Occidente y que simbolizaba esta necesidad de purificación por medio de la penitencia para contemplar con corazón puro los sagrados misterios era la de correr durante la cuaresma un velo inmenso, generalmente morado, que ocultaba el altar. El mismo origen tiene la tradición de cubrir las cruces y las imágenes a partir del Domingo V de Cuaresma, aquéllas hasta después de la celebración de la Pasión del Señor el Viernes Santo y éstas hasta el comienzo de la Vigilia Pascual, adquiriendo con el tiempo idéntico significado de expresar la humillación del Redentor.

Imágenes cubiertas durante la Cuaresma.

La penitencia se nos presenta con una triple dimensión señalada por la Tradición: la oración, el ayuno y la limosna. La oración, que encierra todos los ejercicios de piedad individuales y colectivos con que el fiel se dirige a Dios supone una interiorización del perdón divino y un fortalecimiento de la gracia, sirviendo por tanto de alimento de la llama de la esperanza y de escudo contra las debilidades e imperfecciones. Se invita a profundizar en los textos bíblicos litúrgicos, sobre todo los evangélicos y a una participación más frecuente e intensa en la liturgia, sobre todo se recomienda el acercamiento al Sacramento de la Reconciliación para participar purificados en la Pascua: ya el Miércoles de Ceniza se hace al Pueblo de Dios un pregón solemne: "Convertíos y creed en el Evangelio".


El ayuno, en cuanto privación voluntaria, es signo de valoración de lo verdaderamente importante y fortalecimiento de la voluntad. Son días obligatorios durante la Cuaresma: de ayuno el Miércoles de Ceniza y de abstinencia todos los viernes. El ayuno, solidaridad con el que no tiene y signo de desprendimiento, "obliga a hacer una sola comida durante el día, pero no prohíbe tomar un poco de alimento por la mañana y por la noche, ateniéndose, en lo que respecta a la calidad y cantidad, a las costumbres locales aprobadas". La abstinencia, práctica simbólica y solidaria, "prohíbe el uso de carnes, pero no de huevos, lacticinios y cualquier condimento a base de grasa de animales". Hay que apuntar que "a la ley de la abstinencia están obligados cuantos han cumplido los catorce años; a la ley del ayuno, en cambio, están obligados todos los fieles desde los veintiún años cumplidos hasta que cumplan los cincuenta y nueve".

La limosna, hermana de la oración y del ayuno, que engloba todas las obras de misericordia, testimonia que el mundo es una gran familia que tiene como único Padre a Dios, al tiempo que ayuda a restablecer el orden de justicia divina lesionada por el pecado. Es la puesta en práctica de la caridad, reina de las virtudes. Según las especiales condiciones sociales de la comunidad deberá primarse la más necesaria sobre las demás.

La Iglesia invita a vivir la penitencia cuadragesimal no sólo de un modo interno e individual, sino también externo y social, por el carácter comunitario de ésta y por la dimensión colectiva del pecado, como signo de la conversión del corazón. En esta misión tienen parte importante nuestras cofradías: "precisamente en este tiempo, en el que muchísimos hombres experimentan un vacío interno y una crisis espiritual, la Iglesia debe conservar y promover con fuerza el sentido de la penitencia, de la oración, de la adoración, del sacrificio, de la oblación de sí mismo, de la caridad y de la justicia. La piedad popular, que posee muchos de estos valores, puede contribuir decisivamente a llenar este vacío y a promover la vida en el Espíritu".

Se recomienda el fomento de ejercicios piadosos de carácter cuaresmal, entre los que podemos incluir nuestros numerosos novenas, quinarios, septenarios, triduos, así como los múltiples Via Crucis, práctica expresamente citada.

La Cuaresma


La cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. Son cuarenta días de preparación para la Pascua que simboliza la prueba de Jesús cuarenta días en el desierto previo a su ministerio. A lo largo de este tiempo, los fieles católicos son llamados a reforzar su fe mediante diversos actos de penitencia y reflexión. La Cuaresma tiene cinco domingos más el Domingo de la Pasión (seis en total), en cuyas lecturas los temas de la conversión, el pecado, la penitencia y el perdón, son dominantes.


No es un tiempo triste, sino más bien meditativo y recogido. Es, por excelencia, el tiempo de conversión y penitencia del año litúrgico. Por eso, en la Misa no se canta el “Gloria” al final del acto penitencial (excepto el Jueves Santo en la Misa de la Cena del Señor), ni el “Aleluya” antes del Evangelio. El color litúrgico asociado a este periodo es el morado que significa discreción, penitencia y dolor.


Práctica
La práctica de la Cuaresma data del siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en Occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión.


Según San León, la Cuaresma es “un retiro colectivo de cuarenta días, durante los cuales la Iglesia, proponiendo a sus fieles el ejemplo de Cristo en su retiro al desierto, se prepara para la celebración de las solemnidades pascuales con la purificación del corazón y una práctica perfecta de la vida cristiana” (Esta definición es deducida del análisis del sermón 42).

Se trataba, por tanto, de un tiempo, introducido por la imitación de Cristo y de Moisés, en el que la comunidad cristiana se esforzaba en realizar una profunda renovación interior. El Catecismo de la Iglesia Católica retoma esta idea y la expresa de la siguiente manera: “La Iglesia se une todos los años, durante los cuarenta días de la Gran Cuaresma, al Misterio de Jesús en el desierto” (n. 540).


Miércoles de Ceniza



El Miércoles de Ceniza, el anterior al primer domingo de Cuaresma se realiza el gesto simbólico de la imposición de ceniza en la frente de los fieles católicos.

La ceniza representa la destrucción de los errores del año anterior al ser éstos quemados. Mientras el sacerdote impone la ceniza dice una de estas dos expresiones: "Conviértete y cree en el Evangelio" ( Mc 1,15) o "Acuérdate de que eres polvo y al polvo has de volver" (Gén 3,19)

6 de marzo de 2011

Fraternitas Sacerdotalis Sancti Petri

FSSP
Fraternidad Sacerdotal San Pedro


La Fraternidad Sacerdotal San Pedro es una sociedad clerical de vida apostólica de derecho pontificio. Esta comunidad de sacerdotes católicos, sin votos religiosos, trabaja por una misión en el mundo. Esta misión es doble: primeramente, la formación y santificación del sacerdote en el cuadro de la liturgia tradicional de rito Romano; segundo, la acción pastoral del sacerdote en terreno, al servicio de la Iglesia.


La Fraternidad fue fundada el 18 de julio de 1988 en la Abadía de Hauterive (Suiza) por una docena de sacerdotes y algunos seminaristas. Poco tiempo después de su fundación y gracias a la ayuda del Cardenal Ratzinger, ella fue acojida por Monseñor Joseph Stimpfle, obispo de Ausburgo (Alemania) en Wigratzbad, santuario mariano en Baviera. Es ahí donde se encuentra hoy día el seminario europeo de la Fraternidad San Pedro. Ésta cuenta hoy en día 140 sacerdotes y 120 seminaristas.



La formación


La Fraternidad San Pedro dispone de dos casas de formación: la primera en Wigratzbad, Alemania, la segunda en Denton, Estados Unidos (Estado de Nebraska). Estos dos seminarios están organizados según las normas en vigor en la Iglesia, concernientes a la fomación sacerdotal. Los candidatos siguen así un año de preparación espiritual (año de propedéutico) antes de comenzar el ciclo de filosofía (de dos años), luego aquel de teología (de cuatro años). Durante estos años de oración, estudio y vida comunitaria, el candidato al sacerdocio adquiere progresívamente una madurez humana, una disciplina personal y una unión más grande con Cristo. La vida espiritual en estos dos seminarios está centrada en el Santo Sacrificio de la Misa, realizando de este modo una fiel observancia de “las tradiciones litúrgicas y espirituales” conformes a las disposiciones del motu proprio Ecclesia Dei adflicta del 2 de julio de 1988, que está al origen de la fundación de la Fraternidad (Constituciones, art. 8).

Acción pastoral

 Parish reception

Luego de este tiempo de formación, los sacerdotes de la Fraternidad son enviados—bajo la dirección del obispo del lugar y en acuerdo con las constituciones proprias de la Fraternidad—a diversos apostolados en Francia, Alemania, Suiza, Austria, Italia, Gran Bretaña, Estados Unidos, Australia, Canada y hace poco en Nigeria. Allí donde es posible los sacerdotes viven en pequeñas comunidades; ellos trabajan entonces propagando la fe por la predicación, el catecismo, la educación de la juventud (escuela, scutismo,...), la organización de peregrinajes y de ejercicios espirituales, etc. Ellos administran los sacramentos utilizando los libros litúrgicos de 1962, en pleno acuerdo con la Santa Sede.

Página oficial: http://www.fssp.org
Vea: 
http://www.dailymotion.com/video/x55785_la-fraternite-saint-pierre_webcam
http://www.dailymotion.com/video/x6ntap_la-fraternite-saint-pierre_lifestyle

Thiberville: El delirio de un Ordinario

No he querido continuar explayándome sobre el caso del Abbé Michel luego de analizar el caso en diversos medios, pero viendo que se ha convertido en un completo delirio, no me queda más que continuar con la faena.
En la entrada "En Defensa de la Tradición" del día 7 de febrero del corriente describíamos la realidad de un sacerdote francés que celebraba Misa en su parroquia de Thiberville en perfecta consonancia de la tradición milenaria de la Iglesia. Dado que sus antecesores no habían mandado construir un altar moderno, celebraba la Santa Misa ad Orientem, una práctica por lo demás aconsejable, apoyada mi opinión sin duda en los artículos que he difundido ("Ad Orientem" I, II y III). Luego de la oficialización del MP Summorum Pontificum comenzó a celebrar Misa tridentina en un horario aparte al de la N.O.

La pequeña pero concurrida parroquia del P. Michel

Como ya he dicho también, el Obispo de Évreux, Mons. Christian Nourrichard, poco amigo -o directamente enemigo- de la Tradición, decidió disolver en diciembre de 2009 la parroquia. Y con ella claro, voló al párroco, que -gran casualidad- es un férreo defensor de la Tradición. Sin juicio canónico, como corresponde al caso, dado que ¡suprimió la parroquia! Y no se le ocurrió mejor cosa que anunciar todo esto en la Celebración Solemne de la Epifanía (2010). De más está decir que lo ánimos estaban ya caldeados y que los dichos de Su Excelencia, el Obispo, fomentaron aún más el descontento popular de la feligresía. Hasta el descontrol.
El P. Michel continuó celebrando Misa en su rincón de Francia, dado que las iglesias allí son del Estado, y elevó un recurso a Roma, para defender su precaria situación; un año del ataque del Obispo Nourrichard a los fieles y luego de tres apelaciones, la Signatura Apostólica, el Supremo Tribunal de la Iglesia, confirmó el decreto de extinción de la parroquia de Thiberville.
Si quiere ver los detalles de los altercados, vea los links insertados en la entrada antedicha.

HOY: el caso empeoró.

En el punto en que se encuentran las cosas en el asunto de Thiberville, estamos por creer que a Mons. Christian Nourrichard, obispo de Évreux, Francia, le produce alguna satisfacción personal el ser nombrado en los medios de comunicación o algo así, ya que, no es comprensible que las cosas hayan llegado a donde han llegado: amenazar, con el mayor desparpajo, que va a declarar la excomunión de 4000 personas.

Esta es una vista de dos recortes de prensa de ayer y hoy en donde se reseña esta desagradable situación.

En este primer recorte de Aujourd'hui en France Mar-04-2011 pag 8, Mons. Nourrichard hace conocer un elemento nuevo en contra del P. Michel, como es el de “irregularidades en la gestión financiera” cuando era párroco. Mons. Nourrichard afirma que el P. Michel abusó de la confianza de los fieles debido a las anomalias financieras con las ofrendas hechas por los bautizos, matrimonios y exequias. Anuncia además Mons. Nourrichard que hay una investigación policial al respecto en curso.


Este es un recorte de La Stampa Mar-05-2011 pag 17, en donde también se menciona el asunto de los malos manejos financieros del P. Michel.

Y finalmente, por cortesía de Página Católica, un reportaje en video de BFM TV, Mar-04-2011, en donde sale Mons. Christian Nourrichard anunciando de viva voz que en efecto estas personas se enfrentan ante una excomunión. El video tiene subtitulos en español, en caso de no visualizarse, por favor activen la opción “CC” (Closed Caption).


Continuaremos de cerca el caso.

5 de marzo de 2011

Diálogo FSSPX - Roma

Según dichos del obispo Williamson, en sus columnas semanales de su blog "Dinoscopus", el diálogo entre la Fraternidad Sacerdotal San Pío X y Roma caducaría al fin de esta primavera. No debe tomarse como una afirmación categórica, ni mucho menos. Es un comentario difundido en su blog http://dinoscopus.blogspot.com/ basado en la reciente entrevista -que no he difundido- que el Superior General de la FSSPX, Mons. Fellay, concedió el 2 de febrero de este año.

Obispo Richard Williamson, FSSPX

Para los que no las han leído y están interesados en leerlas, pueden hacerlo en:
-Primera parte, "Mons. Fellay da precisiones sobre las conversaciones doctrinales y otros temas"http://secretummeummihi.blogspot.com/2011/02/54-respuestas-del-obispo-bernard-fellay.html
-Segunda parte, "Fin de las conversaciones e inminente campaña de rosarios"http://secretummeummihi.blogspot.com/2011/02/54-respuestas-del-obispo-bernard-fellay_21.html

Reproducción desde http://secretummeummihi.blogspot.com/, encabezamiento y extracto:

COMENTARIOS ELEISON 190 (5-III-2011) : DISCUSIONES FUTURAS

"Para la tranquilidad de algunos y la decepción de otros, parecería que las Discusiones doctrinales que se llevaron a cabo durante el último año y medio entre teólogos de Roma y representantes de la Sociedad de San Pio X llegarán después de todo a su fin esta primavera, debido a que los temas principales a discutir ya se habrán cubierto para entonces, sin una verdadera ventana de posibilidad para algún acuerdo. A esta conclusión parecería tentativamente estarse llegando, de acuerdo a los comentarios que el Superior General de la Sociedad, Mons. Fellay, externó en una entrevista que concedió el 2 de febrero. (...)"

Ver el resto de la nota en la página.

Estas eran las espectativas, en cambio, luego de los levantamientos de las Excomuniones a los cuatro obispos de la FSSPX: http://infocatolica.com/blog/buhardilla.php/0910120357-entrevista-a-mons-fellay

Resta esperar nuevas noticias, de la mano de la voz oficial de la Fraternidad. Página oficial de la Comisión Ponitificia Ecclesia Deihttp://www.ecclesiadei-pontcommissio.org/

4 de marzo de 2011

Cambios en la liturgia pontificia

LOS CAMBIOS EN LA LITURGIA PONTIFICIA INTRODUCIDOS POR BENEDICTO XVI


Entrevista a Mauro Gagliardi, consultor de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas. 
Fuente: Zenit.org - Diciembre de 2009

CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 25 de diciembre de 2009- Los fieles de todo el mundo han podido constatar en directo por la televisión los cambios producidos en la liturgia pontificia bajo Benedicto XVI.

Hemos conversado sobre esto con el sacerdote Mauro Gagliardi, ordinario de la Facultad de Teología del Ateneo Pontificio "Regina Apostolorum" de Roma y consultor de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice.

Se ocupa además de la firma de teología litúrgica "Espíritu de la liturgia", que ZENIT publica cada quince días.


Leyendo el artículo de Luigi Accattoli Il rito del silenzio secondo papa Ratzinger [El rito del silencio según el Papa Ratzinger] (Liberal, 1 de diciembre de 2009, p. 10), emerge la idea de un cierto trabajo, solicitado por el mismo Santo Padre, para poner a la liturgia papal más en línea con la tradición. Como nos acercamos a las solemnes celebraciones de las fiestas navideñas, que serán presididas en San Pedro por Benedicto XVI, queremos aprovechar la ocasión para hablar con usted sobre estos cambios.

El artículo de Accattoli presenta una eficaz panorámica de algunas de las más visibles, entre las recientes decisiones en materia de liturgia pontificia, aunque hay otras, probablemente no mencionadas por brevedad o por ser de más difícil comprensión para el gran público.

El destacado y apreciado vaticanista subraya varias veces que estos cambios están inspirados por el mismo Santo Padre quien, como todos saben, es experto en liturgia.

Accattoli empieza su reconstrucción mencionando las vestimentas papales que habían caído en desuso en las últimas décadas: el camauro (1), el saturno rojo (2), la muceta con piel de armiño (3). También mencionan los cambios producidos respecto al palio.

1 2 
3

Se trata de elementos de las vestiduras propias del pontífice, como el color rojo de los zapatos, no recordado explícitamente por el articulista.


Si bien es cierto que en las últimas décadas los sumos pontífices han elegido no utilizar estos elementos, o cambiar su forma, también es verdad que nunca han sido abolidos y, por tanto, todo Papa los puede utilizar.

No hay que olvidar que, como la mayoría de los elementos visibles de la liturgia, también las vestiduras de uso extra-litúrgico responden tanto a necesidades prácticas como simbólicas.

Recuerdo que cuando el Papa Benedicto utilizó por primera vez el camauro -un tocado de invierno que protege bien del frío-, un conocido semanario italiano publicó el rostro sonriente del Santo Padre, que llevaba el camauro, y bajo la foto se leía un pie de foto que decía: "¡Ha hecho bien!", refiriéndose al hecho de que también el Papa tiene derecho a resguardarse del frío.

Pero no son sólo razones prácticas. No debemos olvidar quién es y qué función desempeña la persona que usa esas vestimentas: por eso, tienen también un valor simbólico, que se expresa con su belleza y su particular decoro.

Distinto es el caso del palio, que es en cambio una prenda litúrgica. Juan Pablo II utilizaba uno igual al que llevan los arzobispos metropolitanos.


Al inicio del pontificado de Benedicto XVI, se había preparado uno con forma distinta, que retomaba usos antiguos y que el Santo Padre utilizó durante algún tiempo.


Después de estudios atentos, se advirtió que era preferible volver a la forma usada por Juan Pablo II, aunque se han introducido pequeñas modificaciones que resaltan claramente la diferencia entre el palio de los metropolitanos -que les impone el Papa- y el palio del sumo pontífice.

Aquí se ven claramente las diferencias entre ambos palios. 

Puede encontrarse más información sobre esto en la entrevista a monseñor Guido Marini, maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, publicada en "L'Osservatore Romano" del 26 de junio de 2008.

Mons. Guido Marini

¿Qué puede decirse de la férula escogida por Benedicto XVI en lugar del crucifijo del escultor Scorzelli, utilizado por Pablo VI y por los dos Juan Pablo, hasta la primera parte del pontificado del mismo Papa Benedicto?

  

Se podría decir que también aquí vale el mismo principio. Se puede mencionar una razón práctica: el actual pastoral de Benedicto XVI, que él utiliza desde el inicio del presente año litúrgico, pesa 590 gramos menos respecto al crucifijo de Scorzelli, por tanto más de medio kilo de diferencia, que no es poco.

En cuanto al aspecto histórico, el pastoral con forma de cruz responde más fielmente a la forma del pastoral típico de la tradición romana, o bien al utilizado por los sumos pontífices, que siempre ha sido con forma de cruz y sin crucifijo.

También aquí se podrían añadir otras reflexiones desde el punto de vista simbólico y estético.

Accattoli cita también otros cambios, que podríamos definir como más de sustancia: la preocupación por los momentos de silencio, la celebración orientada hacia el crucifijo y de espaldas a la asamblea y la comunión distribuida a los fieles de rodillas y en la lengua.

Se trata de elementos de gran significado, que obviamente no puedo analizar aquí de modo detallado, sino sólo brevemente. La Institutio Generalis del Misal Romano publicado por Pablo VI prescribe en diversos lugares observar el sacro silencio.

La atención en la liturgia papal a este aspecto, por tanto, no hace más que poner en práctica las normas establecidas.

En lo que se refiere a la celebración orientada hacia el crucifijo, vemos que, como norma, el Santo Padre está manteniendo la posición del altar considerada "hacia el pueblo", tanto en San Pedro como en otros lugares.

Ha celebrado sólo unas pocas veces hacia el crucifijo (Ad Orientem): en particular, en la Capilla Sixtina y en la Capilla Paulina, restaurada recientemente.

 

Como toda celebración de la Misa, cualquiera que sea la posición física del celebrante, es una celebración dirigida al Padre a través de Cristo en el Espíritu Santo y no dirigida "al pueblo" o a la asamblea, excepto en los pocos momentos dialogados, no es extraño que quien celebra la Eucaristía pueda disponerse también físicamente "hacia el Señor".

Particularmente en lugares como la Capilla Sixtina, donde el altar está adosado a la pared, es algo natural y fiel a las normas celebrar sobre el altar fijo y dedicado, dirigido por tanto hacia el crucifijo, en lugar de añadir un altar móvil para la ocasión.

Finalmente, en lo que respecta a la manera de distribuir la Santa Comunión a los fieles, es necesario distinguir el aspecto de recibirla de rodillas del de recibirla en la lengua.

 

En la actual forma ordinaria del rito romano (o Misa de Pablo VI), los fieles tienen derecho a recibir la Comunión estando de pie o de rodillas.

Si el Santo Padre ha decidido dar la comunión de rodillas, pienso -obviamente ésta es sólo una opinión personal- que considera esta manera más adecuada para expresar el sentido de adoración que debemos siempre cultivar ante el don de la Eucaristía.

Es una ayuda que el Papa da a los que reciben la comunión de sus manos, una ayuda para considerar atentamente a quién es Aquel al que se va a recibir en la santísima Eucaristía.

Por otra parte, en la Sacramentum Caritatis, citando a san Agustín, el Santo Padre había recordado que al recibir el Pan eucarístico debemos adorarlo, porque pecaríamos recibiéndolo sin adoración.

Antes de comulgar, el mismo sacerdote se arrodilla ante la Hostia, ¿por qué no ayudar a los fieles a cultivar el sentido de adoración propiamente a través de ese gesto?


En lo referente, en cambio, a recibir la Comunión en la mano, se recuerda que esto es hoy posible en muchos lugares (posible, no obligatorio), pero que sigue siendo una concesión, una derogación a la norma ordinaria que afirma afirma que la Comunión se recibe sólo en la lengua. Esta concesión se les ha hecho a las Conferencias Episcopales que la han pedido y no es la Santa Sede quien la sugiere o promueve.

Y, por supuesto, ningún obispo miembro de la Conferencia Episcopal que ha pedido y obtenido el indulto está obligado a aplicarlo en su diócesis: todo obispo puede siempre decidir que en su diócesis se aplique la norma universal, que está vigente a pesar de todos los indultos concedidos, norma que establece que los fieles deben recibir la Santa Comunión en la lengua.

Si ningún obispo del mundo está obligado a aplicar el indulto, ¿cómo podría estarlo el Papa? Es importante, en efecto, que propiamente el Santo Padre mantenga la regla tradicional, confirmada ya una vez por Pablo VI, que veta a los fieles recibir la comunión en la mano.

En conclusión, según usted, que forma parte del equipo de consultores de monseñor Guido Marini, ¿qué sentido ve en las novedades introducidas en la liturgia papal bajo Benedicto XVI?

Naturalmente sólo puedo hablar a título personal, sin tener mi opinión ningún carácter de posición oficial de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice.

Me parece que lo que se está intentando hacer es conjugar con sabiduría lo antiguo y lo nuevo, actuar en el espíritu y en la letra, en la medida de lo posible, según las indicaciones del Vaticano II y hacerlo de manera que las celebraciones pontificias sean ejemplares bajo todos los aspectos.

Quien asiste a la liturgia papal debe poder decir: "¡Eso es, así se hace! ¡Así debemos hacer también nosotros en nuestra diócesis, en nuestra parroquia!".

Querría, por último, destacar que esta "novedad", como la define usted, no se introduce simplemente de manera autoritaria.

Habrá notado que a menudo las novedades son explicadas, por ejemplo a través de entrevistas que el maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias concede a "L'Osservatore Romano" o de otras comunicaciones periodísticas.

También nosotros los consultores de vez en cuando publicamos artículos en el diario de la Santa Sede para explicar el sentido histórico y teológico de las decisiones que se toman.

Para usar una palabra que está de moda, diré que es un modo "democrático" de proceder, entendiendo con esto, no que las decisiones se tomen por mayoría, sino que se intenta hacer entender el motivo profundo de estos cambios, que es siempre un motivo histórico, teológico y litúrgico y no puramente estético, y menos ideológico.

Podríamos decir que nos esforzamos por dar a entender la ratio legis y me parece que también este hecho representa una "novedad" de cierta importancia.