31 de diciembre de 2010

Sancta Maria, Mater Dei

1ª de enero.
Solemnidad de Santa María, Madre de Dios


La Iglesia Católica quiere comenzar el año pidiendo la protección de la Santísima Virgen María. La fiesta mariana más antigua que se conoce en Occidente es la de "María Madre de Dios". Ya en las Catacumbas o antiquísimos subterráneos que están cavados debajo de la ciudad de Roma y donde se reunían los primeros cristianos para celebrar la Misa, en tiempos de las persecuciones, hay pinturas con este nombre: "María, Madre de Dios".

Si nosotros hubiéramos podido formar a nuestra madre, ¿qué cualidades no le habríamos dado? Pues Cristo, que es Dios, sí formó a su propia madre. Y ya podemos imaginar que la dotó de las mejores cualidades que una criatura humana puede tener.

Pero, ¿es que Dios ha tenido principio? No. Dios nunca tuvo principio, y la Virgen no formó a Dios. Pero Ella es Madre de uno que es Dios, y por eso es Madre de Dios.

Santa Maria Madre de DiosY qué hermoso repetir lo que decía San Estanislao: "La Madre de Dios es también madre mía". Quien nos dio a su Madre santísima como madre nuestra, en la cruz al decir al discípulo que nos representaba a nosotros: "He ahí a tu madre", ¿será capaz de negarnos algún favor si se lo pedimos en nombre de la Madre Santísima?

Al saber que nuestra Madre Celestial es también Madre de Dios, sentimos brotar en nuestro corazón una gran confianza hacia Ella.

Cuando en el año 431 el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era Madre de Dios, se reunieron los 200 obispos del mundo en Éfeso (la ciudad donde la Santísima Virgen pasó sus últimos años) e iluminados por el Espíritu Santo declararon: "La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios". Y acompañados por todo el gentío de la ciudad que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén".

El título "Madre de Dios" es el principal y el más importante de la Virgen María, y de él dependen todos los demás títulos y cualidades y privilegios que Ella tiene.

Los santos muy antiguos dicen que en Oriente y Occidente, el nombre más generalizado con el que los cristianos llamaban a la Virgen era el de "María, Madre de Dios".

Archivo:Mary16thC.jpg


Theotokos (Θεοτόκος) es una palabra griega que significa Madre de Dios (literalmente, la que dio a luz a Dios). Su equivalente en español, vía latín, es Deípara. Es el título que la Iglesia cristiana temprana le dio a María en el Concilio de Éfeso de 431. El significado teológico en ese momento fue enfatizar que el hijo de María, Jesús, era completamente Dios, y también completamente humano, y que sus dos naturalezas (humana y divina) estaban unidas en una sola persona de la Trinidad. La visión contraria en el concilio era que María debía ser llamada Christokos, «Madre de Cristo». Esta posición, abogada por Nestorio, entoncesPatriarca de Constantinopla, pretendía restringir el papel de María a ser sólo la madre de la «humanidad del Cristo», y no de su naturaleza divina.

La versión de Ignacio de Antioquía, en contraposición a la Nestorio de Constantinopla, era que no podía ser que sólo fuese Christókos, ya que de ser así, Jesús habría nacido como cualquier ser humano normal y, llegado determinado tiempo, Dios Hijo lo «poseyera» de manera tal que una persona era divina y la otra mortal. En el Concilio se determinó que no podía ser de este modo: Jesús desde su concepción tenía las dos naturalezas, la divina y la humana, de tal forma que cuando Él nació, María «La Virgen» fue Theotókos.

Llamar a María «Madre de Dios» no intentaba sugerir que María sea coeterna con Dios, o que existió antes que Jesucristo o Dios Padre. La Iglesia acepta esto como un «misterio» en la letra de este antiguo himno: «Él a quien todo el universo no podía contener, fue contenido en tu matriz, oh Theotokos».

Mensaje doctrinal

1. Mujer y Madre de Dios. "Nacido de mujer" es Jesús. Mujer, con toda su feminidad, es María, la nueva Eva, origen y espejo de toda mujer redimida. Siendo Jesús el Verbo de Dios, resulta obvio que María es la Madre de Dios, la gloria suprema de la mujer. Dios, en su inmensa sabiduría, ha querido vivir la experiencia de tener una madre, de mirarse en la ternura de sus ojos, de acunarse en sus brazos y de ser estrechado en su regazo. Para ser Madre de Dios María no tuvo que renunciar o dejar al margen nada de su feminidad, al contrario, la tuvo que realizar en nobleza y plenitud, santificada como fue por la acción del Espíritu Santo. Al nacer de una mujer Dios ha enaltecido y llevado a perfección "el genio femenino" y la dignidad de la mujer y de la madre. La Iglesia, al celebrar el uno de enero la maternidad divina de María, reconoce gozosa que María es también madre suya, que a lo largo de los días y los meses del año engendra nuevos hijos para Dios.

2. Madre, bendición y memoria. En el designio de Dios, que es fuente de la maternidad, ésta es siempre una bendición: como a María, se puede decir a toda madre: "Bendito el fruto de tu vientre". Una bendición primeramente para la misma mujer, que mediante la generación da cumplimiento a la aspiración más fuerte y más noble de su constitución, de su psicología y de su intimidad. Bendición para el matrimonio, en el que el hijo favorece la unidad, la entrega, la felicidad. Bendición para la Iglesia, que ve acrecentar el número de sus hijos y la familia de Dios. Bendición para la sociedad, que se verá enriquecida con la aportación de nuevos ciudadanos al servicio del bien común.

3. La maternidad es también memoria. "María hacía ´memoria´ de todas esas cosas en su corazón" (evangelio). Memoria no tanto de sí misma, cuanto del hijo, sobre todo de los primeros años de su vida en que dependía totalmente de ella. Memoria que agradece a Dios el don inapreciable del hijo. Memoria que reflexiona y medita las mil y variadas peripecias de la existencia de sus hijos. Memoria que hace sufrir y llorar, que consuela, alegra y enternece. Memoria serena y luminosa, que recupera retazos significativos del pasado para bendecir a Dios y cantar, como María, un "magnificat".


30 de diciembre de 2010

El Santo Rosario

Orígenes del rosario

El rosario comenzó a utilizarse en el catolicismo alrededor del año 800. En los monasterios se suelen recitar los 150 salmos en la Liturgia de las Horas, pero a los fieles que no eran sacerdotes ni monjes, al no poder seguir esta devoción (porque en su mayoría no sabía leer) se les enseñó una práctica más sencilla: la de recitar 150 avemarías. Esta devoción tomó el nombre de "el salterio de la Virgen".

Su popularidad y desarrollo se dio en el s. XIII, cuando surgió el movimiento albigense. Ante los enfrentamientos entre católicos romanos y albigenses, Domingo de Guzmán, fundador de la orden de los Predicadores (más conocidos como dominicos), parece haber promovido en sus misiones el rezo de una forma primitiva del rosario. Al ser los dominicos una orden de predicadores y estar siempre en medio del pueblo, su devoción se hizo popular, generando la aparición de cofradías y grupos de devotos por doquier, junto con relatos de milagros que acrecentaron su fama. Aunque la devoción decayó durante el siglo XIV, la orden de los Predicadores siguió fomentándola.

El beato Alano de la Rupe fue el encargado de hacerla resurgir, tarea seguida por Jacobo Sprenger, prior del convento de los dominicos en Colonia (Alemania). Para el siglo XVI ya estaba con su forma manejada hoy: Contemplación de los "misterios", Credo, Padre nuestro y Ave María como oraciones principales y las cuentas o granos como medio de llevar la oración.

Sobre el Avemaría es preciso señalar que la segunda mitad de la oración fue añadida a la primera en el siglo XIV, pero su uso se hizo universal cuando el papa Pío V promulgó el Breviario Romano y mandó que se rezase al principio de cada hora del Oficio Divino, después del Padre nuestro.

Fue la batalla de Lepanto la que causó que la Iglesia católica le diera una fiesta anual al rezo del rosario, ya que el papa Pío V atribuyó la victoria de los cristianos sobre los turcos a la intercesión de la Virgen María mediante el rezo del rosario. La fiesta fue instituida el 7 de octubre. Primero se la llamó "Nuestra Señora de las Victorias", pero el papa Gregorio XIII la cambió por la fiesta de "Nuestra Señora del Rosario".


Bienaventurada Virgen María del Santísimo Rosario.

Un fenómeno muy importante en torno a esta devoción fue el de los rosarios públicos o callejeros, que surgieron en Sevilla en 1690 y se extendieron muy pronto por España y sus colonias americanas. Eran cortejos precedidos por una cruz y que constaba de faroles de mano y asta para alumbrar los coros y estaban presididos por la insignia mariana denominada Simpecado. Fue la principal referencia de la devoción y en Sevilla llegó a haber en el siglo XVIII más de 150 cortejos que diariamente hacían su estación por las calles rezando y cantando las avemarías y los Misterios. Los domingos y festivos salían de madrugada o a la aurora. Al principio eran masculinos, pero ya en el primer tercio del XVIII aparecieron los primeros Rosarios de mujeres que salían los festivos por la tarde.

En Fátima (Portugal), en 1917, un grupo de niños alegó haber experimentado una aparición de la Virgen María, quien les habría revelado que cada vez que se reza un Ave María es como si se le ofreciera una rosa, de tal suerte que cada rosario completo sería una corona de rosas (concepto que había sido mencionado tiempo atrás por Luis María Grignion de Montfort en su obra Secreto admirable del Santo Rosario).


Nuestra Señora de Fátima.

El 16 de octubre de 2002, el papa Juan Pablo II promulgó la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae, en la que aprobó que se añadieran cinco nuevos Misterios al rosario, los misterios luminosos. La introducción de estos Misterios ha sido la única reforma sustancial en este rezo después de varios siglos.

Corona del rosario

La corona del rosario (o camándula, como se le conoce en algunos países) está formada por 50 cuentas en grupos de 10 (conocidos como "decenas"), con un grano más grueso entre cada década. Cinco cuentas más forman un colgante que une la cruz a las décadas mediante una medalla. Estas cinco cuentas pudieran simbolizar las Llagas de Cristo y se utilizan para las oraciones adicionales rezadas antes y/o después de los misterios. Se conocen rosarios de 150 cuentas que corresponden con su origen del salterio monacal. Para fabricar las cuentas se utilizaban semillas de caoba o incluso perlas reales, pero en la actualidad se fabrican de materiales artificiales. En el pasado eran comunes los rosarios hechos con huesos de olivo, algunos de los cuales se creía que eran fabricados con los olivos del huerto de Getsemaní.

Tradicionalmente se recitaban 15 decenas, número que fue aumentado a 20 con la inclusión en el año 2002 de los "misterios" luminosos. Cada una, como ya se mencionó anteriormente, corresponde a uno de los "misterios" de la Redención.

Al parecer procede del tasbih musulmán, introducido en Europa por los cruzados, que a su vez tiene su origen en la India. Una bula del papa Pío V, escrita en 1569, afirma que fue santo Domingo de Guzmán, el fundador de la Orden de Predicadores, quien introdujo el rosario en el mundo cristiano en el año 1221.

Formas de rezo

El Santo Rosario se reza comenzando por la Señal de la Cruz completa (los fieles se persignan):

LatínEspañol
Per Signum Crucis, de inimicis nostris liberanos, Deus noster. In nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti. Amen.Por la Señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Es usual la preparación de la oración y meditación del rosario con una purificación espiritual inicial, rezando el acto de contricción y la alabanza a la Trinidad, el gloria. Se prosigue luego con los misterios del día. Cada misterio incluye la contemplación del misterio (unos segundos de silencio después de enunciarlo, para poder meditar sobre él mientras se ora), un padrenuestro, diez avemarías y un gloria. Después del gloria se reza, habitualmente, una oración pidiendo protección a Nuestra Señora, por ejemplo:
LatínEspañol
Maria, Mater Gratiae, Mater Misericordiae, defende nos ab inimicis nostris et protege nos, nunc et in hora mortis nostrae. Amen."María, Madre de Gracia, Madre de Misericordia: ...Defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén" (O, más actual,: "...En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora. Amén".
Se le atribuye a Nuestra Señora de Fátima la recomendación especial de recitar luego de cada gloria la jaculatoria:
¡Oh! Jesús mío, perdona nuestras culpas, presérvanos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas, y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Misericordia.
Al terminar el quinto misterio se reza la doxología trinitaria: tres avemarías para proclamar la triple relación de María con la Santísima Trinidad. Lo habitual es añadir, tras las dos primeras palabras de cada avemaría las expresiones:
LatínEspañol
Filia Dei Patris.Hija de Dios Padre.
Mater Dei Filii.Madre de Dios Hijo.
Sponsa Dei Spiritus Sancti.Esposa de Dios Espíritu Santo.
En otras tradiciones hispánicas e hispanoamericanas, antes de comenzar cada avemaría, se entona una de las siguientes expresiones: «Virgen María antes del parto» (como hija de Dios Padre), «Virgen María durante el parto» (como madre milagrosa de Dios Hijo), «Virgen María después del parto» (como esposa de Dios Espiritu Santo).
Opcionalmente, aunque se sigue por tradición y es lo más habitual, se finaliza con la recitación de las letanías lauretanas, un trisagio y la entonación final de una Salve.
El trisagio final, antes de la Salve y después de las letanías, es una oración de preces, que se hacen sucesivamente «Por las necesidades de la Iglesia y del Estado», «Por el Papa, los obispos y resto del clero», «Por los fieles difuntos», e incluye el rezo de un padrenuestro, un avemaría y un gloria, salvo el último de los gloria, que se sustituye por la expresión Requiescant in pace. Amen 'Descansen en paz. Amén'.

Los Misterios del Santo Rosario

Gozosos
(Lunes y sábado)


La Anunciación del Ángel a María.
La visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel.
El nacimiento del Hijo de Dios.
La presentación de Jesús en el Templo.
El Niño Jesús es hallado en el Templo.
Luminosos
(Jueves)


El bautismo de Jesús en el río Jordán.
La autorrevelación en Las bodas de Caná.
El anuncio del Reino de Dios.
La Transfiguración de Jesús.
La institución de la Eucaristía.
Dolorosos
(Martes y viernes)


La oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní.
La flagelación del Señor.
La coronación de espinas.
Jesús con la Cruz a cuestas.
La Crucifixión y Muerte de Jesús.
Gloriosos
(Miércoles y domingo)


La resurrección del Señor.
La ascencion del Señor.
La venida del Espíritu Santo sobre la Virgen María y los apóstoles.
La Asunción de Nuestra Señora a los cielos.
La coronación de la Santísima Virgen como reina de todo lo creado.

Las Letanías lauretanas


Las letanías son una serie de alabanzas y súplicas ordenadas, repetidas y concordes entre sí, por las que se ruega a Dios y su madre Santa María. Etimológicamente la palabra letanía proviene del vocablo griego litanueo que significa súplica o rogativa.

Los orígenes de las letanías se remontan a los primeros siglos de la cristiandad. Las letanías eran súplicas dialogadas entre los sacerdotes y los fieles, y se rezaban sobre todo en las procesiones. Aunque al principio eran dirigidas sólo a Dios (en súplicas) se añadieron con el tiempo invocaciones a santos y sobre todo a la Virgen María (en intercesiones) usadas a partir del siglo VII.
Con el tiempo se han ido añadiendo más títulos a ellas.

En el libro "Directorio sobre la piedad popular y la liturgia. Principios y orientaciones" editado en el Vaticano en el año 2002 se define las Letanías así:
Entre las formas de oración a la Virgen, recomendadas por el Magisterio, están las Letanías. Consisten en una prolongada serie de invocaciones dirigidas a la Virgen, que, al sucederse una a otra de manera uniforme, crean un flujo de oración caracterizado por una insistente alabanza-súplica. (...) En los libros litúrgicos del Rito Romano hay dos formularios de letanías: Las Letanías lauretanas, por las que los Romanos Pontífices han mostrado siempre su estima; las Letanías para el rito de coronación de una imagen de la Virgen María, que en algunas ocasiones pueden constituir una alternativa válida al formulario lauretano.
León XIII recomendó concluir durante el mes de octubre (mes del Rosario) la recitación del Rosario con el canto de las Letanías lauretanas, con ello se pensó que las Letanías eran parte del rezo del Rosario, cuando en realidad son un acto de culto por sí mismas pudiendo ser usadas para rendir un homenaje a la Virgen sea en una procesión (como en su uso primitivo) o como parte de una celebración de la Palabra de Dios.




Letanías:


Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios Padre celestial,
ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo,
Dios Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios.
Santa María,
ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia
Madre de la Divina Gracia
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre virginal,
Madre sin mancha,
Madre Inmaculada
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del Buen Consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso de honor,
Vaso insigne de devoción,
Rosa mística
Torre de David
Torre de marfil,
Casa de oro
Arca de la Alianza
Puerta del Cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos
Refugio de los pecadores,
Consuelo de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los ángeles,
Reina de los patriarcas,
Reina de los profetas,
Reina de los apóstoles,
Reina de los mártires,
Reina de los confesores
Reina de las vírgenes,
Reina de todos los santos
Reina concebida sin pecado original
Reina asumpta al cielo,
Reina del Santísimo Rosario
Reina de la familia,
Reina de la paz
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oración

Te rogamos nos concedas,
Señor Dios nuestro,
gozar de continua salud de alma y cuerpo,
y por la gloriosa intercesión
de la bienaventurada siempre Virgen María,
vernos libres de las tristezas de la vida presente
y disfrutar de las alegrías eternas.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.


29 de diciembre de 2010

La Sancta Missa

Un PPS de Una Voce Sevilla con una breve explicación sobre la Santa Misa celebrada según la forma extraordinaria del Rito Romano.


Ornamentos del Diácono y Subdiácono

Ornamentos litúrgicos - I

Los ornamentos del Subdiácono y del Diácono

Subdiácono, sacerdote y diácono.

-Subdiácono (o hipodiácono): (del griego Ypo, bajo, Diakonos, servidor) en un clérigo o laico con la mayor de las órdenes menores.
Sus orígenes se remontan a los primeros tiempos de los apóstoles cuando las distintas iglesias fueron creciendo y hubo necesidad de ordenar a más de siete diáconos. Por ser éste el número establecido por la Biblia, se procedió a seguir ordenando para el servicio bajo la denominación de hipodiáconos o subdiáconos. Diferentes referencias se encuentran desde los cánones del Primer Concilio Ecuménico de Nicea. Este ministerio fue abolido durante el Concilio Vaticano II, pero sigue en uso en las comunidades  religiosas Ecclesia Dei.

El subdiácono Se reviste con alba, tunicela y manípulo. La tunicela a menudo es idéntica a la dalmática, aunque a veces se la diseña con una barra menos para diferenciarla de ésta última.


En la Santa Misa solemne (forma extraordinaria) el subdiácono canta la Epístola y durante la Consagración, se cubre  con el velo de hombros y sostiene la patena.



-Diácono: (del griego διακονος, diakonos, «servidor» vía latín diaconus) es un clérigo que ha recibido el primer grado del sacramento del Orden Sagrado por la imposición de las manos del obispo.
Propiamente, según el Catecismo de la Iglesia Católica, los diáconos no son sacerdotes, a pesar de sí pertenecer al Orden Sagrado. Aunque actualmente ha desaparecido la tonsura, en el derecho canónico antiguo, el fiel se convertía en clérigo al recibir la tonsura (que se realizaba tanto a diáconos, como a presbíteros y obispos).
Los Diáconos pueden bautizar, casar, y administrar la Santa Comunión.

Estola cruzada característica de los Diáconos.

La dalmática.

En las Iglesias orientales católicas existe además un ministerio superior, entre el Diaconado y el Presbiterado, llamado archidiaconado.

En el rito latino el archidiácono (del griego ἀρχι: el primero y διάκονος: servidor, ministro) o arcediano era el diácono principal de una catedral. Se ocupaban principalmente de obras de caridad que ejercían de parte del obispo, de administrar las diócesis y finalmente de dirigir algunas zonas (especialmente rurales) llamadas archidiaconados o arcedianatos. 
Estas zonas fueron sustituidas por el Concilio de Trento y la figura del archidiácono fue decayendo desde entonces hasta desaparecer por completo.

Vestimenta del Monaguillo

Ornamentos litúrgicos - III
Las vestimentas del monaguillo

Aunque el término acólito se usa también para referirse a quienes ayudan en el altar sin haber sido instituidos, las expresiones "monaguillo" o "servidor del altar" son más precisas, para evitar confusiones. Es habitual que el ministerio del altar sea ejercido por niños, llamados en este caso monaguillos, con la única diferencia de que éstos no pueden dar la comunión, por su edad. El hecho de que sea lo habitual no significa que sea un ministerio para niños, sino que puede ejercerlo sin institución cualquier cristiano que ha recibido la primera comunión. La institución del ministerio es sólo para varones que completaran la iniciación católica.

El Sacerdote le entrega los ornamentos de acólito a un niño.

La palabra monaguillo proviene de monjes pequeños, en Italia son conocidos como chierichetti o pequeños clérigos y en Alemania ministrantes. Se prefiere la palabra acólito, reservando el vocablo "monaguillo" para los ministros extraordinarios o de hecho, es decir que no han sido nombrados solemnemente y no pertenecen a un "colegio" de acólitos o que ejercen estas funciones de forma esporádica.

Los monaguillos son acólitos "de hecho”, que sin haber sido instituidos en el ministerio de acólitos, lo ejercen más o menos establemente en las celebraciones con fieles.

Las funciones que estos monaguillos pueden desempeñar son:
-Atender al servicio del altar.
-Ayudar al obispo, al sacerdote y al diácono.
-Prestar su servicio en las diversas procesiones, por ejemplo con la cruz, los cirios, el incienso o el Misal.
-Atender en el ofertorio a la recogida de los dones.


El acólito (del griego ἀκόλουθος akolouthos, «el que sigue» o «el que acompaña») es un ministerio de la Iglesia cuyo oficio es ayudar al Diácono cuidando del servicio en el altar y ayudando al Sacerdote durante las celebraciones litúrgicas, especialmente en la Santa Misa.

-Acólito (al servicio del altar): dentro de todos los cometidos para los que el acólito está autorizado el más propio y específico es el del servicio al altar. Es el más complejo por las rúbricas propias de la Misa y de otros oficios litúrgicos.



-Acólito turiferario: El acólito turiferario (el portador del incensario) es uno de los acólitos más dinámicos dentro de la celebración de la Santa Misa. Viste túnica con sobrepelliz o alba con cíngulo. 
El incensario se llama también turíbulo, del griego thus, que significa incienso.



-Acólito ceroferario y crucifero: En la procesión de entrada los ceroferarios son dos, que se colocarán a derecha e izquierda del acólito crucífero (portador de la cruz). Van inmediatamente detrás del turiferario y portador de la naveta, que siempre abren marcha.


Cruciferario al medio (cruz procesional arzobispal)

En ocasiones muy solemnes los acólitos pueden ir revestidos encima del alba con una tunicela. La tunicela es una vestimenta más pequeña, más corta que la dalmática. También pueden llevar muceta o bonete, de acuerdo a las usanzas de la parroquia, colegiata, cofradía, etc.



Monaguillos del Prendimiento



También hay otras clases de acólito: lector, portero, cantores, asistentes de organista, asistentes de prelados (obispos o dignidades presentes), etc.

Monaguillos con bendicional y báculo.


28 de diciembre de 2010

Ornamentos litúrgicos del Obispo

Ornamentos litúrgicos - I

Ornamentos episcopales ó pontificales




Los Obispos de los ritos latinos se revisten para celebrar la Santa Misa con ornamentos e insignias litúrgicas que le son propios de acuerdo a su carácter y dignidad episcopal. Sobre las vestiduras sacerdotales los Obispos añaden las propias episcopales y sus insignias pontificales.
"Fueron éstas instituidas y adoptadas por la Iglesia en el decurso de los siglos, con el fin de hacer más visible la Sagrada dignidad episcopal. Esto sucedió, sobre todo, cuando la entrega de dichas insignias comenzó a hacerse de una manera solemne y se introdujo en el rito mismo de la Ordenación o Consagración, con formulas que expresaban los deberes pastorales del nuevo Obispo para con la grey que le era confiada”.
Desde antiguo todas estas vestiduras e insignias pontificales tienen sus significados pastorales y espirituales, 
“Pues manifiestan la dignidad y la potestad del Obispo como pastor y maestro de su pueblo, al que debe guiar y alimentar en calidad de Gran Sacerdote de su grey, de quien deriva y depende, en cierto modo, la vida en Cristo, de sus fieles”.
*En ciertos casos algunos ornamentos o insignias propias del Obispo son otorgadas como símbolo de autoridad y reconocimiento a ciertos religiosos --y aún a religiosas. Esto se denomina "tener privilegio" para uso de "insignias pontificales o episcopales". Ya lo explicaremos más adelante.

A) Propios del Obispo en los ritos latinos:

- Solideo: su nombre latino: soli-deo significa que el Obispo tiene obligación de quitárselo solamente ante el Santísimo. Es un casquete circular de seda, con forro de cuero, para la cabeza. Es privativo del Papa color blanco, de los cardenales rojo, de los obispos violeta, y de abades y otros prelados negro.
Durante la Misa el Obispo debe quitárselo desde el Prefacio hasta después de la Comunión.

Solideo episcopal

- Anillo pontifical y anillo gemado: signos de desposorio del Prelado (obispo) con su Iglesia y su inquebrantable fidelidad a ella y a su Diócesis (jurisdicción eclesiástica).
*Ciertos prelados (clérigos no obispos) tienen el privilegio de usarlo durante la Misa.

Anillo episcopal pontifical

- Cruz pectoral:
Es un recuerdo de la Pasión del Señor. En algunos casos lleva alguna reliquia de la vera Cruz, que es un objeto tradicional de devoción. La cruz es una insignia típica de los obispos latinos pero no enteramente exclusiva, ya que también se concede a protonotarios y religiosos.
Durante las ceremonias litúrgicas el Obispo (o prelado con privilegio) porta la cruz pontifical: debajo de la casulla en la Misa rezada o entre la tunicela y el alba en la Misa solemne pontifical (en la forma extraordinaria), o la lleva a la vista sobre la casulla (forma ordinaria).

Forma extraordinaria: Obispo celebrando Miza rezada (izquierda) y Misa solemne (derecha)

Izquierda: obispo celebrando Misa pontifical en la forma ordinaria
Derecha: protonotario apostólico con derecho a insignias pontificales 
(Mons. Keith Newton).


Mitra: Es un tocado rígido forrado con seda y dos picos en las partes superiores, señalando dos vertientes, hacia adelante y hacia atrás. En la parte de atrás cuelgan dos bandas o ínfulas. Es insignia del magisterio episcopal, aunque hay ciertas concesiones -privilegios- a protonotarios, abadesas, canónigos, prebostes y hasta párrocos.

Hay tres tipos de mitra en los ritos latinos. En la forma extraordinaria del rito romano se alternan dos tipos durante una Misa solemne pontifical (la preciosa y la dorada); en la forma ordinaria se utiliza una sola.
  • Mitra pretiosa: mitra habitualmente ricamente decorada. Se alterna durante la Misa pontifical con la mitra dorada. Fuera de la Misa se usa en los días en que se reza Te Deum en maitines



  •  Mitra dorada (auriphrygiata): el forro es dorado liso. Se alterna con la preciosa en la Misa pontifical. Se la usa exclusivamente para pontificar en los días de Adviento y Cuaresma, y para las bendiciones.




  • Mitra simple (simplex): para funerales, Viernes Santo, bendición de candelas, ceremonias colegiales asistiendo varios prelados, etc.




Báculo: es el símbolo más antiguo de la autoridad y en el Obispo, proclama al Padre, al juez y al pastor espiritual.
También lo portan abades, abadesas con privilegio y protonotarios con privilegio.


Abad y abadesa benedictinos mitrados, con pectoral y báculo.

- Dalmática (y tunicela) pontifical: son ligeras réplicas en seda sin forrar de las que usan diáconos y subdiáconos. En la Misa solemne pontifical el Obispo las lleva bajo la casulla como símbolo de la plenitud del sacerdocio.
Técnicamente la tunicela subdiaconal es más larga y de manga más larga y estrecha que la dalmática diaconal, pero en la práctica se confeccionan idénticas.
En la forma ordinaria del rito romano estos ornamentos son opcionales y como el subdiaconado fue abolido el Obispo sólo usa la dalmática.




Forma extraordinaria y forma ordinaria.

Quirotecas (guantes pontificales): utilizados exclusivamente en la forma extraordinaria del rito romano, existen de todos los colores litúrgicos salvo el negro.
Significan caridad, discreción en el obrar y limpieza de alma que ha de tener aquel a quien Dios escoge para tan elevados ministerios.
*Había diferentes prescripciones sobre el bordado, ribete, etc. según se trate de un obispo o de los diferentes grados de protonotarios con uso de pontificales.



-Gremial: paño cuadrado o rectangular del mismo color que los ornamentos y que se pone el obispo sobre las rodillas cuando estaba sentado al celebrar la Misa pontifical según la forma extraordinaria del rito romano.


Se utiliza el gremial de lino (como delantal) en las ocasiones en que se usan óleos o agua.

Benedicto XVI, con gremial de lino ceñido a la dalmática pontifical 
para el lavatorio de los pies

-Sandalias pontificales (cáligas) y medias pontificales: calzado y medias de uso exclusivamente litúrgico para la celebración de la Misa pontifical solemne, tradicionalmente utilizados en la forma extraordinaria del rito romano. El calzado, que puede variar entre una sandalia propiamente dicha y un zapato forrado, es del color litúrgico correspondiente.
Representan la condición del obispo de pastor de su rebaño.

Sandalias y medias pontificales.


B) Propios del Arzobispo metropolitano y del Papa

Además, de los anteriores:

- Palio: (derivado del pallium o palla y con la manta) es un ornamento de uso exclusivo del Papa y de los metropolitanos que se usa en la Misa solemne pontifical.
En la Iglesia latina tiene la forma de una faja circular que carga sobre los hombros y de la cual penden ante el pecho y en la espalda dos tiras rectangulares, todo de lana blanca, destacándose de ella seis cruces de seda negra.
En los primeros siglos de la Iglesia latina, era ornamento propio del Sumo Pontífice, y a partir del siglo VI, por concesiones particulares, llegó a ser ornamento común de los arzobispos metropolitanos.


Se fabrica con lana de corderos y se bendice en la basílica de San Pedro en la Misa de la festividad de los Apóstoles Pedro y Pablo. Es símbolo de la plenitud de la dignidad pontifical.






Hasta el año 2014 el Papa (o en su defecto el cardenal Protodiácono) imponía el palio a los arzobispos metropolitanos designados durante la fiesta de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo en la Basílica de San Pedro, como símbolo de fidelidad del Arzobispo al Sumo Pontífice.
A partir de 2015 los palios son entregados por los Nuncios Apostólicos (embajadores de la Santa Sede) en las propias Sedes de los Arzobispos.

Benedicto XVI imponiendo el palio a un arzobispo latino.




Benedicto XVI imponiendo el palio (omophorion) al metropolitano oriental William Skurla.

*Nota: más abajo, el palio papal.

C) Propios del Papa. Además de los anteriores:

El palio papal ha tenido por lo general algunas particularidades que lo distinguen de los palios comunes. Si bien ha cambiado de tamaño y forma a lo largo de los siglos y aún en los distintos pontificados, por lo general es más grande. Se adorna con tres clavos metálicos (generalmente de oro) que recuerdan los clavos de la Pasión.
Benedicto XVI al comienzo de su pontificado utilizó un palio similar al de los primeros siglos, pero debió cambiarlo por los inconvenientes de movilidad que le generaba. Finalmente optó por un palio redondo, más ancho que el arzobispal, y con las cinco cruces rojas que se utilizaban antiguamente.




El Papa Francisco ha alternado entre el palio de Benedicto XVI y un palio idéntico al de los arzobispos.



-Fanón: es una doble esclavina, con rayas, de oro, blancas y moradas con una cruz bordada en la parte del pecho. Hace las veces de un amito exterior. El papa porta el fanon solamente cuando celebra la Misa Papal; Está prácticamente en desuso desde el pontificado de Juan XXIII.





-Anillo del Pescador: anillo papal. Es destruido a la muerte del Papa.

Anillo del Pescador de Benedicto XVI.

- Tiara: mitra alta con tres coronas de origen bizantino y persa que representa el símbolo del papado. Consiste en un birrete cónico o semiovoideo rodeado de tres coronas y del cual penden dos cintas similares a las ínfulas de la mitra y está rematada por la cruz. Significa el triple carácter que posee el Papa de Sumo Sacerdote, Maestro y Rey.
La tiara se utilizaba en la Misa Papal y le era impuesta al Papa durante la Misa de Coronación (tras la elección del papa) que no se celebra desde el pontificado de Pablo VI, y que por lo tanto ha caído en desuso. Pablo VI, tras ser coronado, optó por usar una triple mitra en las Misas papales, y sus sucesores han continuado esta práctica.

Pablo VI: coronación, uso y reemplazo posterior por la mitra.

Tiaras obsequiada a Juan Pablo II (izq.) y a Benedicto XVI (der.)