"Yo diría que una Iglesia que busca sobre todo ser atrayente ya estaría en un camino equivocado, porque la Iglesia no trabaja para sí misma, no trabaja para aumentar sus propios números y así su propio poder. La Iglesia está al servicio de un Otro: no se sirve a sí misma para ser un cuerpo fuerte, sino que sirve para tornar accesible el anuncio de Jesucristo, las grandes verdades y las grandes fuerzas del amor, de reconciliación que aparece en esta figura y que proveen siempre de la presencia de Jesucristo. En este sentido la Iglesia no busca hacerse atractiva sino transparente para Jesucristo y, en la medida en que no es para sí misma, como cuerpo fuerte, poderosa en el mundo, que pretende tener poder, sino que se hace simplemente voz de un Otro, se hace realmente transparencia para la gran figura de Cristo, y para las grandes verdades que él ha traído a la humanidad".
Entrevista a Benedicto XVI en su vuelo al Reino Unido, 16 septiembre de 2010 (Fuente).
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