Primeramente quisiera señalar que el motivo del comunicado no parece en absoluto limitarse desde el vamos a la sola descripción de la situación de UV Costa Rica, sino que más bien parece haber sido diseñado para ir más allá de la denuncia (porque fundamentalmente es la crónica de una denuncia), para terminar justificando la asistencia de estos fieles a los Sacramentos de la FSSPX.
Así, lisa y llanamente.
Así, lisa y llanamente.
No opinaré sobre los hechos que nos describe tan minuciosamente el autor, primero porque lamentablemente no es nada nuevo que sucedan tales cosas, y segundo, porque parece estar todo dicho. Portazo tras portazo.
De todas maneras, enfocándonos más en el análisis del comunicado, en seguida detectamos toda una serie de claros indicios sobre quién -o quiénes- escriben, con qué intención y evocando qué situaciones ajenas para fundamentar los argumentos que esgrimen.
Desde el comienzo, el comunicado toma forma de un manifiesto. El subtítulo "A los Católicos Perplejos de Costa Rica y Amigos del Exterior" evoca inequívocamente aquella famosa "carta abierta" de Mons. Lefebvre, en cuyo eco el redactor de Una Voce ha querido explícitamente hacerse lugar. Podríamos discutir concienzudamente el contenido de esa carta-libro, distinguiendo y cortando y quemando la mala de la buena cizaña, pero es un trabajo que ya han hecho otros y que yo no haría mejor en menos tiempo. El punto primordial está bien claro: un filo-lefebvrista sentado ante la máquina de escribir.
No es ninguna novedad que una interesante parte de los integrantes de la FIUV (sobre todo en los capítulos locales) son filo-lefebvristas o fácticamente lefebvristas -es decir, que ocasionalmente asisten a sus Misas, eventos, etc. De esto, sacad vuestras propias conclusiones.
Luego están aquellas famosas palabras del gigante alejandrino, obispo santo, Atanasio. La cita de sus escritos son el claro reflejo de la mentalidad del autor: " Ellos, entonces, poseen los templos. Vosotros, en cambio, la tradición de la Fe apostólica. Ellos, consolidados en esos lugares, están en realidad al margen de la verdadera Fe, en cambio vosotros, que estáis excluidos de los templos, permanecéis dentro de esa Fe". Una cita que hacen eternamente suya los apologetas de Lefebvre: los modernistas tendrán los templos, pero nosotros tenemos la verdadera fe. En otras palabras, el autor del comunicado-manifiesto está explícitamente dividiendo aguas ("ustedes", "nosotros", los unos herejes, los otros ortodoxos), destruyendo por completo cualquier base de entendimiento. Y entonces arribamos indefectiblemente al capillismo lefebvrista típico.
La tesis se confirma con las últimas líneas. Todo lo anterior parece haber sido un prólogo justificativo para la acción siguiente: asistir a la FSSPX. Porque el filo-lefebvrista podrá ser más o menos diplomático con las palabras, pero en los hechos, generalmente no considera el Novus Ordo tan válido como el Vetus (y si es que lo considera válido). Aquí hay una falla grave en el sentire cum Ecclesia, en la obediencia y en la humildad; esto parecerá un argumento de un progre o neocon chupamedias del francisquismo juanpablista, pero muy en el fondo no es más que el reflejo de la verdadera y profunda grieta que quizás no estemos viendo, que va más allá de ideologías, encajes y guitarras desafinadas. No seremos ni los primeros ni los últimos en sufrir la obediencia (la prueba de ello es la heroica obediencia de cantidad de santos), pero el eje de la cuestión es justamente ese: sacrificarse por Cristo sufriendo las injusticias.
¿Por que acaso no dice nuestro Señor en el Getsemaní "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados", y luego "Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos"?
Porque muchos hablan del sentimentalismo, pareceres, subjetividad individual y pura libertad de conciencia, pero cuando se acabó lo que se daba (así sea un derecho divino), largan todo. Muchos citan también, cual Funes el memorioso, numerosos cánones del Derecho Eclesiástico, pero luego olvidan jurisdicciones. And so on.
Y esto sigue siendo honestidad sin complejos. Saludos en Cristo.
Desde el comienzo, el comunicado toma forma de un manifiesto. El subtítulo "A los Católicos Perplejos de Costa Rica y Amigos del Exterior" evoca inequívocamente aquella famosa "carta abierta" de Mons. Lefebvre, en cuyo eco el redactor de Una Voce ha querido explícitamente hacerse lugar. Podríamos discutir concienzudamente el contenido de esa carta-libro, distinguiendo y cortando y quemando la mala de la buena cizaña, pero es un trabajo que ya han hecho otros y que yo no haría mejor en menos tiempo. El punto primordial está bien claro: un filo-lefebvrista sentado ante la máquina de escribir.
No es ninguna novedad que una interesante parte de los integrantes de la FIUV (sobre todo en los capítulos locales) son filo-lefebvristas o fácticamente lefebvristas -es decir, que ocasionalmente asisten a sus Misas, eventos, etc. De esto, sacad vuestras propias conclusiones.
Luego están aquellas famosas palabras del gigante alejandrino, obispo santo, Atanasio. La cita de sus escritos son el claro reflejo de la mentalidad del autor: " Ellos, entonces, poseen los templos. Vosotros, en cambio, la tradición de la Fe apostólica. Ellos, consolidados en esos lugares, están en realidad al margen de la verdadera Fe, en cambio vosotros, que estáis excluidos de los templos, permanecéis dentro de esa Fe". Una cita que hacen eternamente suya los apologetas de Lefebvre: los modernistas tendrán los templos, pero nosotros tenemos la verdadera fe. En otras palabras, el autor del comunicado-manifiesto está explícitamente dividiendo aguas ("ustedes", "nosotros", los unos herejes, los otros ortodoxos), destruyendo por completo cualquier base de entendimiento. Y entonces arribamos indefectiblemente al capillismo lefebvrista típico.
La tesis se confirma con las últimas líneas. Todo lo anterior parece haber sido un prólogo justificativo para la acción siguiente: asistir a la FSSPX. Porque el filo-lefebvrista podrá ser más o menos diplomático con las palabras, pero en los hechos, generalmente no considera el Novus Ordo tan válido como el Vetus (y si es que lo considera válido). Aquí hay una falla grave en el sentire cum Ecclesia, en la obediencia y en la humildad; esto parecerá un argumento de un progre o neocon chupamedias del francisquismo juanpablista, pero muy en el fondo no es más que el reflejo de la verdadera y profunda grieta que quizás no estemos viendo, que va más allá de ideologías, encajes y guitarras desafinadas. No seremos ni los primeros ni los últimos en sufrir la obediencia (la prueba de ello es la heroica obediencia de cantidad de santos), pero el eje de la cuestión es justamente ese: sacrificarse por Cristo sufriendo las injusticias.
¿Por que acaso no dice nuestro Señor en el Getsemaní "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados", y luego "Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos"?
Y esto sigue siendo honestidad sin complejos. Saludos en Cristo.
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