Artículo traducido de "Rorate Caeli", titulado en su original "Victory tomorrow?". Me pareció un punto de vista interesante aunque no por eso adhiero necesariamente a lo expuesto.
Pido disculpas de antemano a los lectores por cualquier error o falta cometida en la traducción.
Las esperanzas que las discusiones que han estado tomando lugar en los últimos doce años entre la Sede Apostólica y la Fraternidad Sacerdotal San Pío X nos traen cada mes, giran las cabezas de algunas almas ansiosas, de una actitud extrema a otra. Si la regularización de la obra del Arzobispo Lefebvre falla, será la abominación de la desolación para ellos. Aún las almas más valientes se marchitarán en el paso por el desierto y el fin de los tiempos será el único objeto de su esperanza. Si, por el contrario, la regularización canónica sucede, la oscuridad desaparecerá, la Iglesia encontrará nuevamente su primitva juventud y las hordas Conciliares serán definitivamente vencidas.
La terrible realidad parece ser más compleja. En una conferencia dada a cerca de 250 participantes de las Conferencias de Verano de la Fraternidad el pasado 15 de agosto, Mons. Fellay advirtió contra la euforia que podría apoderarse de aquellos queesperan con impaciencia la tan comentada reconocimiento."Imaginen", dijo "que Roma nos reconoce de pronto, Se me hace difícil creer esto, pero ¿que pasaría entonces? ¿Creen que los progresistas va a cambiar su actitud con respecto a nosotros? ¡No, en absoluto! Por un lado, continuarán rechazándonos como siempre han hecho, o intentarán hacernos tragar su veneno; lo rechazaremos, y el conflicto comenzará nuevamente y más fuertemente, no tengan dudas. Si Roma nos reconoce, serán incluso más duros de lo que son ahora."
Por una parte el Superior General de la FSSPX hace clara su determinación de no "tragar el veneno" del liberalismo y, en consecuencia, mantener el legado de Mons. Lefebvre quien estuviera también por un tiempo al frente de la Fraternidad, antes de que ésta fuera condenada. Lo cual no le impidió hablar y asegurar el pleno testimonio de la fe. Por otra parte, Mons. Fellay advierte contra las ilusiones. Una regularización no transformará aquellos resueltamente opuestos al Motu Proprio y al Catecismo Tridentino en amigos de la Tradición. Las puertas que se cerraron frente al avance de las peregrinaciones de la Fraternidad no se abrirán de repente, con las alfombras rojas desplegadas. Los obispos liberales pretenderán ser compasivos respecto de aquellos hermanos a los que decretaban "separados"; es probable, por el contrario, que muestren un rechazo incontrolable respecto de aquellas comunidades ahora promovidas y en lo sucesivo completamente regularizadas.
Una segunda ilusión, me parece, viene del hecho de que muchas almas creen, a menudo a fin de facilitar los propios argumentos familiares, que todas las fuerzas conservadoras se unirán a fin de transformar el mundo. La realidad nos devuelve una vez más al suelo, porque esos grupos reúnen, por un lado biritualistas [NdeJV: neologismo de dudosa significación en el texto original], para quienes la nueva Misa es sagrada, y, por el otro, tradicionalistas, que la consideran peligrosa. Un resposanble de la comunidad Ecclesia Dei me dijo una vez que él creía que la FSSPX incluía en ella miembros sanos y elementos peligrosos... Tomará un tiempo establecer la armonía y los caminos [opuestos] de las peregrinaciones a Chartres se seguirán cruzando por un tiempo más.
La crisis es larga y, cuando él reunió por última vez a los priores franceses de la Fraternidad, su Fundador les había prevenido: "Prepárense para un combate interminable". El día en que su obra sea completamente regularizada por la autoridad de la Iglesia será sin lugar a dudas marcado por una agitación de espíritus dentro de la Iglesia, porque no será una pequeña comunidad con menos del 0.2% de sacerdotes en el mundo que serán reconocidos, sino el patrimonio católico que la Fraternidad haya mantenido hasta ahora. Este cambio no será inmediato. Se lo hubo de preparar y continuará progresivamente. Pero la lucha entre liberales y Zelanti es muy antigua y nunca nos ha sido revelada que encontrará descanso en la tierra. Lo que queda por verse es que la evolución de la Iglesia dará lugar a un inevitable fin. Generaciones de progresistas desaparecerán, sus más conservadores sucesores ascenderán en la jerarquía, y el trabajo protector asegurado por la FSSPX será cada día más reconocido. Tarde o temprano, ambas líneas se encontrarán.
De Côme de Previgny.
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