19 de febrero de 2011

¿Diez objeciones a la Santa Misa Tradicional?

Tan grande es la confusión y falta de conocimiento sobre la misa tradicional que hemos querido resumir en 10 puntos las objeciones más habituales que se oyen entre la gente. Nuestra esperanza es contribuir a la aclaración de ciertos puntos. Pero si los lectores solicitan otras puntualizaciones, estamos a disposición, lo mismo que abiertos a las correcciones de los doctos en el tema.

1) Fue abolida por el Concilio Vaticano II / el papa Paulo VI.

Primero, la liturgia tradicional del rito romano vigente durante 15 siglos no podría haber sido abolida. Tampoco había caído en desuetudo, porque era el rito más común de la Iglesia latina hasta 1969, dado que los otros están muy vinculados con tradiciones particulares de ciertas regiones. Esto lo acaba de confirmar nuevamente el Papa Benedicto XVI en su Motu Proprio Summorum Pontificum.

Segundo, la Bula Quo Primum Tempore, de San Pío V que canoniza la codificación del rito, la autoriza a perpetuidad. Así pues, en el número XII de sus prescripciones dice: "Así pues, que absolutamente a ninguno de los hombres le sea lícito quebrantar ni ir, por temeraria audacia, contra esta página de Nuestro permiso, estatuto, orden, mandato, precepto, concesión, indulto, declaración, voluntad, decreto y prohibición.

"Más si alguien de atreviere a atacar esto, sabrá que ha incurrido en la indignación de Dios omnipotente y de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo."


2) Fue una reforma del Concilio de Trento y del papa Pío V, equivalente al Vaticano II y al papa Pablo VI


En sentido propio no fue una “reforma”, sino el ordenamiento y la codificación de la tradición litúrgica del rito romano. No se impuso por la fuerza y solo se prohibieron los ritos particulares con menos de 200 años de antigüedad que abundaban bajo el nombre de “galicanos”.

El Vaticano II nunca mandó abolir el rito romano. En la práctica "posconciliar" se “fabricó un rito nuevo”-según la opinión de un sector de la Iglesia y de algunos afamados liturgistas- y la iniciativa, tolerada por el Papa Paulo VI, es verdad, de realizar una prohibición “de facto” nació especialmente del celo anti-tradicional de Mons. Bugnini. Esta iniciativa tan a contrapelo de la tradición litúrgica motivó muchas objeciones, entre las que destaca el trabajo crítico de los Cardenales Bacci y Ottaviani.

Ya desde un principio el propio Papa Paulo VI vio la necesidad de escuchar el reclamo de los fieles católicos que pedían no se proscribiera de hecho la misa tradicional y también de aclarar muchos errores litúrgicos a los que dicha reforma dio pie.

3) Es una liturgia muy europea, poco apta para misionar o para los pueblos del “tercer mundo”. Es una liturgia restringida a la mentalidad occidental latina.

El rito romano es el más amplio, ecléctico y tradicional de todos los que están en uso en la Santa Iglesia Universal. Ha tomado elementos de todas las tradiciones litúrgicas, por lo cual es la más antigua, la más universal y además, la propia de la Sede universal petrina. Conserva formas de la liturgia griega en esta lengua o en latín, el riquísimo aporte de los salmos del Antiguo Testamento, tanto en el misal como en el oficio divino y el ritual sacramental. Inclusive muchos términos hebreos, como "aleluya", "amén", "sabaoth", "hosanna", y otros propios del leccionario.

Por otro lado, merced a la intensa labor misionera en América, Asia y Africa, es la más difundida en todo el mundo, donde ha sido aceptada sin resistencia.


4) El latín es incomprensible. Aleja a los fieles de la celebración.


El latín es la lengua madre del castellano, francés, rumano, portugués, catalán, italiano, y tiene una fuerte influencia en el inglés y el alemán. Es una lengua con la que todos estamos familiarizados, y usamos muchas veces su léxico, creyendo utilizar términos en inglés (super, index, lexicon, & (et), curricula, comfort, media, etc.).

File:Map-Romance Language World.png
Lenguas romances.

Los misales para fieles, además de ser extraordinarios instrumentos de devoción, hacen imposible que una persona medianamente instruida tenga dificultad para entender los textos de la ceremonia, o su sentido, puesto que las rúbricas no solo son claras, sino que son estables, no cambian a gusto del celebrante.

Tanto la homilía como las lecturas de la Epístola y el Evangelio se realizan ritualmente en latín y luego se traducen a la lengua vernácula para los que no quieran usar misal.

Usualmente se edita una hoja volante con el propio de cada domingo (Introito, Colecta, Gradual, Epístola, Evangelio, Ofertorio, Comunión, Secreta, Post-comunion…) en los lugares donde actualmente se celebra la Misa tridentina. Con una carilla el fiel puede tener a la mano lo que cambia domingo a domingo (el propio) En cambio las partes fijas (el ordinario) rápidamente se aprenden de memoria, precisamente porque son “fijas”. Niños de Primera Comunión saben estas partes rezadas y hasta cantadas por haberlas oído rezar o cantar, casi sin ningún esfuerzo.

5) En la Misa tridentina no se puede “participar”.

Primero hay que tener en claro de qué forma puede participar un seglar en la liturgia, conforme a las normas litúrgicas tradicionales.

Fuera del acolitado de los laicos varones o la participación en la schola cantorum, (coro) los seglares no intervienen en la ceremonia litúrgica. Participan de los diálogos litúrgicos con el sacerdote, las oraciones, las procesiones, el canto, la comunión… No parece poco. Queda claro que el sacerdocio que habilita a celebrar, leer o predicar es el ministerial, y por lo tanto quienes no formen parte del clero –y según el grado de las órdenes recibidas- no “protagonizan” la liturgia.

Los fieles no administran la comunión, no la reciben en la mano (la Madre Teresa de Calcuta decía que el mayor mal de estos tiempos era recibir la comunión en la mano…). Van a misa a adorar, pedir perdón, ofrecer espiritualmente la oblación junto con el sacerdote, a recibir sacramentalmente a Nuestro Señor Jesucristo, pedir gracias, sufragar con sus oraciones las almas del purgatorio, pedir por los vivos, conmemorar al papa y al obispo. En definitiva a adorar a Dios, santificarse y rezar por la santificación de los fieles y de los que no lo son.



6) Se descuida la enseñanza y el adoctrinamiento de los fieles quitándole importancia a la "Liturgia de la Palabra".

La Misa no tiene por función adoctrinar a los fieles. Solo una parte de ella se dedica a esto, hoy llamada “Liturgia de la Palabra” siguiendo la terminología de la nueva teología litúrgica. En el rito tradicional se denomina “Misa de los Catecúmenos”, es decir, de los que están siendo adoctrinados para recibir el bautismo.

No es posible olvidar la propedéutica litúrgica: primero el sacerdote reza oraciones al pie del altar. Principalmente salmos penitenciales, disponiendo el ánimo a la contrición del alma para poder celebrar los sagrados misterios. Recién cuando se ha hecho este acto penitencial sube el celebrante al altar. La misma disposición deben guardar los fieles. Luego del último acto de contrición (rezo o canto en griego del Kyrie (Kyrie eleison, Christe eleison, Kyrie eleison), tres veces cada frase alternando con los fieles, comienza la parte dirigida principalmente a la instrucción en la doctrina, o parte docente propiamente dicha. Lecturas y homilía. Luego se reza la confesión de Fe, Credo, y da comienzo el ofertorio, o misa propiamente dicha. Esta parte se dirige a nuestra fe, convocándonos a la adoración del misterio.

La Iglesia nos invita a disponernos con humildad a la celebración, luego nos instruye, nos invita a confesar la fe y finalmente a contemplar y adorar el misterio de la eucaristía. Muchísimos gestos y oraciones tienen por función implorar a Dios sea propicio y aceptable, por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo y de sus santos, este ofrecimiento.

De modo que no se descuida la doctrina, sino que se gradúa según la importancia que tiene en el acto sacrificial. Otras actividades extralitúrgicas se dedican especialmente a la doctrina. Sin embargo, no perdamos de vista el carácter intrínsecamente didáctico de la liturgia que resume el antiguo apotegma: la ley de la oración es la ley de la fe (lex orandi, lex credendi). Eso que rezamos nos instruye en la Fe porque es lo que creemos.


7) El sacerdote desprecia a la asamblea, da la espalda a los fieles y realiza toda la ceremonia en el presbiterio.


El sacerdote se “orienta”, es decir, mira al oriente, hacia el Monte Calvario (como los musulmanes miran a La Meca, centro espiritual de su religión). Normalmente la Misa debe celebrarse sobre un altar (y no en una mesa) “orientado”. Este debe ser preferiblemente de piedra y en caso que no pueda hacerse al menos tener el ara o piedra de altar, lugar sobre la cual se realiza la Consagración. Esta piedra tiene dentro reliquias de santos mártires. Los Altares son consagrados, porque simbolizan el cuerpo de Cristo. Por eso se los besa, se los incienza y se lo adorna y reverencia. Cuando el Santísmo está en el Sagrario, se hace una genuflexión al pasar frente a él. Pero aún cuando no lo está, se hace una reverencia profunda ante el altar, porque es un lugar sagrado.

En medio del altar está el Sagrario, lugar de reserva de la Sagrada Eucaristía para su adoración y administración a los fieles. Es el Sancta Sanctorum, que viene de la tradición hebrea, el lugar donde solo tiene acceso el sacerdote. En la liturgia oriental esta reserva es mucho mayor, llegando a cerrar el altar detrás de puertas (iconostasio) que solo se abren durante la consagración.

Iconostasio.

Por el costado derecho del altar (lado del Evangelio) una lámpara votiva que se alimenta de aceite arde en honor a Cristo y señala su presencia. Cuando el sagrario está cerrado y las sagradas formas no están expuestas, debe realizarse una genuflexión simple al pasar frente a él. Cuando está expuesto, ambas rodillas se doblan y se hace una reverencia profunda. Por eso también se persigna el católico al pasar frente a una iglesia, para dar señal de reverencia a Cristo sacramentado.

El altar está como mínimo a tres gradas sobre el nivel de los fieles, simbolizando el Gólgota y a la vez la jerarquía del cuerpo místico cuya Cabeza es Cristo mismo. Al altar sigue el presbiterio, es decir, el lugar de los clérigos o de los consagrados al servicio del altar. Durante la liturgia, salvo el acolitado de los varones laicos, ningún otro seglar tiene función alguna.

De modo que los fieles no son los protagonistas puesto que no se trata de una conferencia, o reunión social, sino de un rito de adoración celebrado por el sacerdote, que es otro Cristo, pontífice entre Dios y los hombres. Pero en la “misa de los catecúmenos” o cuando el rito impone saludar, bendecir, absolver, o dirigirse a los asistentes por medio de una homilía, etc. el sacerdote mira al pueblo fiel. La liturgia es una escuela de cortesía, jamás se dirige el sacerdote a los fieles sin mirarlos.


8) Las mujeres se ven forzadas a usar un velo en señal de sumisión.

El uso del velo en el templo es mandato apostólico de San Pablo a la mujer. El apóstol de las gentes, que ha atestiguado muchas tradiciones litúrgicas, dice en su epístola primera a los Corintios, “Quiero que sepáis que Cristo es la cabeza del varón como el varón es la cabeza de la mujer y Dios lo es de Cristo. … Por lo tanto, debe la mujer traer sobre la cabeza la divisa de la sujeción a la potestad, por respeto a los santos ángeles”. (I Cor, 11, 4 y 10). Esta divisa es un velo, que en la tradición hispana ha dado lugar a la creación de magníficas mantillas, muy apreciadas por su belleza y arte. De hecho la tradición se mantiene en los trajes de bodas de las novias.




9) Solo se puede comulgar de rodillas y en la boca, no de pie ni en la mano.


Recordemos que en el Santísimo Sacramento está realmente presente el cuerpo, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. Hay presencia real.

El modo de recibir la comunión es variable según los ritos. El romano tradicional lo ha establecido de rodillas, bajo la especie del pan (ácimo) en forma de delgada lámina para minimizar el riesgo de que las partículas caigan y a fin de que se facilite la manducación.

Por ese mismo motivo el sacerdote que ha consagrado mantiene los dedos índice y pulgar de la mano derecha juntos hasta la purificación posterior a la comunión de los fieles: para evitar que partículas de la forma consagrada caigan. Y por eso se coloca una patena o bandeja bajo el mentón del fiel al comulgar, a fin de recoger las partículas, en cada una de las cuales está entero el sacramento.

La comunión en la mano fue impuesta por la fuerza y luego indultada para Holanda por Paulo VI, donde se comenzó la práctica ilegal. Finalmente, de un modo irregular se impuso en muchos lugares donde no era ni requerida ni practicada. Hoy, curiosamente, en numerosas iglesias “prohiben” comulgar de rodillas y en la boca, cuando ésto es lo que manda y recomienda la Iglesia.

10) No se concelebra, desdeñando un signo de unidad y caridad entre el clero y los gestos de amor fraterno. Celebran misas privadas sin fieles.

En el rito tradicional no se concelebra salvo en las Ordenaciones presbiteriales o en las Consagraciones episcopales. Cuando dos o más sacerdotes concelebran, solo se celebra una Misa. La concelebración reduce el número de misas, las que, sean ya privadas o públicas, siempre tienen un valor infinito. ¿Hay mayor caridad que ofrecer el Santo Sacrificio? ¿Para que pide el Señor obreros en su mies, sino principalmente para ofrecer el Santo Sacrificio?

El acólito representa al pueblo fiel. En la misa privada, el diálogo ocurre entre el sacerdote y el pueblo, significado por el acólito. Los fieles siempre están presentes de un modo espiritual.

Hay infinidad de signos rituales de caridad que se observan dentro de la sobriedad del rito. Por ejemplo, el saludo de paz, que viene de la tradición hebrea, se significa con una reverencia en que se juntan la cabezas de los clérigos mientras acercan sus manos a los hombros del saludado. El que comienza la ceremonia es el celebrante (no mero presidente) quien recibe la paz de Cristo mismo, a quien representa y en cuyo nombre la hace descender jerárquicamente a su diácono, subdiácono y clero y fieles.

Por el contrario, los usos del rito moderno nos privan de muchas gracias: las bendiciones que los sacerdotes reiteradamente dirigen al pueblo durante la ceremonia. El “asperges” de las Misas Solemnes, donde el celebrante asperja con agua bendita a los fieles y al clero. La doble absolución (no sacramental) del sacerdote a los fieles después del sendos actos de contrición. La solemne bendición final. Las oraciones indulgenciadas que siguen a la misa cuando estas son rezadas.

El velo

El uso del velo en la Santa Misa


Historia

El velo sobre la cabeza de la mujer es una costumbre muy antigua de los judíos que manifiesta sumisión y respeto a Dios. Al cubrirse la cabeza para orar la mujer se recoge para Dios y evita la distracción de cuidar su apariencia ante los hombres. El velo es un signo visible de una realidad invisible.


El velo se utiliza en la Iglesia desde sus inicios. San Pablo: "He ahí por qué debe llevar la mujer sobre la cabeza una señal de sujeción por razón de los ángeles" -I Corintios XI,10 ; "mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta deshonra su cabeza, siendo lo mismo que si se rapase." -1 Cor. 11,5. Ver también: (1 Tesa. II,15; III,6). 

Las vírgenes consagradas toman a Jesús como esposo y llevan el velo como signo de fidelidad a El (Cf. 1 Cor VII,34). También las viudas que se comprometían a no casarse utilizaban el velo. Las que hacen profesión religiosa también se distinguen tradicionalmente por su velo. Generalmente el velo blanco distingue a las novicias, como a las novias. Apocalipsis XXII,17: "El Espíritu y la Novia dicen: «¡Ven!»".

Vírgenes consagradas al Templo de Jerusalén.
Esta escena muestra el relato apócrifo de la consagración de la Virgen María al Templo.

Monja pasionista recibe su velo de profesa.

Monjas ortodoxas (novicia y profesa)

Según la antigua ley canónica la mujeres debían usar velo durante la Misa. El Concilio Vaticano II no hizo ningún cambio respecto al velo. Sin embargo, el nuevo código de ley promulgado el 25 de enero de 1983 no hace mención del velo en la Misa como lo hacía el anterior. Al dejar de ser prescrito por la ley eclesiástica para la Misa, el velo quedó como una venerable tradición no obligatoria.

Este hecho también debe analizarse a la luz de los acontecimientos sociales que sucedían en la época: la ´"liberación" (sexual) femenina, el Mayo francés, el rechazo a las normas establecidas, la rebeldía ante la autoridad, el odio a la Iglesia y a los valores cristianos, etc. Muchas mujeres piadosas y de buena educación cristiana dejaron de usar el velo paulatinamente, no como muestra de rebeldía, sino como respuesta a la novedad.
También hay que resaltar que los velos, llamados "mantillas" en los países hispanoamericanos, se elaboraban en un estilo antiguo, con puntillas y encajes que no favorecían su uso.


II

Antes de la revisión en 1983, la Ley Canónica había declarado que las mujeres debían cubrirse las cabezas "... especialmente cuando ellas se acercan a la Santa mesa" (can. 1262.2). Pero, con tal de reducir el aumento de colección de libros, la nueva versión de la Ley Canónica fue sometida a cambios concisos. En el proceso, fue omitido mencionar lo de las cabezas cubiertas.

En 1970, el Papa Paulo VI promulgó el Nuevo Misal Romano, que ignoró mención alguna de los velos de las mujeres. Pero en el momento en que se estaba publicando el misal, no parecía necesario dejar una práctica tan obvia y universal como cosa obligatoria.


Y el mencionarlo en la Ley Canónica o en el Misal Romano no es necesario para la continuación de la tradición, porque es establecido en las Sagradas Escrituras y se ha practicado desde el temprana Iglesia. En realidad, el Papa Juan Pablo II afirmó que las verdaderas fuentes de la Ley canónica son la Tradiciones Sagradas, especialmente como es reflejado en los concilios ecuménicos, y la Sagrada Escritura (O.S.V. Catholic Encyclopedia, p. 169).


En resumen, las razones que San Pablo advierte a las mujeres para que se cubran sus cabezas en la iglesia son: 
 1. Nuestro Señor lo ordenó;
2. Es una señal visible de una orden invisible establecida por Dios;
3. Los ángeles en la Misa estarían ofendidos si las mujeres no lo usaran;
4. Es una vestimenta ceremonial;
5. Es nuestra herencia.

Las mujeres cristianas en todo el mundo tienen otras razones para llevar sombreros, mantillas, rebozos, bufandas, pañolones, o velos. Algunas las llevan por respeto a Dios; otras, para obedecer lo pedido por el Papa, o continúan una tradición familiar. Pero la más importante razón de todas es porque Nuestro Señor dijo: "Si me amáis, observad mis mandamientos." (Juan XIV,15).

“Siempre estaremos listas con nuestros velos de novias, esperándolo a él y el matrimonio prometido (Apoc. XXII,17), siguiendo el ejemplo de Nuestra Santísima Madre María, quien nunca se apareció ante los ojos de los hombres sin estar adecuadamente con velo.

Para quienes todavía piensan que el velo es una costumbre obsoleta, recuerden que: "Jesucristo es el mismo, ayer y hoy, sí, y para siempre." (Heb. XIII,8).
(Este artículo fue derivado de un libro que está en progreso llamado, The Unveiled Woman ("La Mujer Sin Velo").



Ejemplos de velos modernos.

Sagradas Escrituras

La Sagrada Escritura presenta varias razones para llevar el velo. San Pablo nos dice en su Primera Carta a los Corintios (XI,1-16) que las mujeres deben cubrirse sus cabezas porque es una Sagrada Tradición ordenada por Nuestro Señor Mismo y encomendado a Pablo: "...las cosas que os escribo, son preceptos del Señor." (1 Cor. XIV,37).

JERARQUÍA DIVINA

Dios ha establecido una jerarquía, tanto en las esferas naturales como en las religiosas, en las cuales la mujer es sujeta al hombre. San Pablo escribe en I Corintios: "Mas quiero también que sepáis que Cristo es el jefe y la cabeza de todo hombre, como el hombre es cabeza de la mujer,y Dios lo es de Cristo." (1 Cor. 11:3)

Y, en la institución del matrimonio, Dios le dio al hombre la autoridad sobre la esposa, pero responsabilidad a ella también. No sólo es el hombre el que toma las decisiones de la familia, sino que él es responsable también por el bienestar material y espiritual de su esposa e hijos. El hombre no tiene esta posición para esclavizar ni menospreciar a su esposa.

Y como la Esposa (la Iglesia) es sujeta a Jesús, las mujeres tienen que llevar el velo como señal que ellas están sujetas a los hombres. "Las casadas están sujetas a sus maridos, como al Señor; por cuanto el hombre es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia"(Efesios V,22-23). El hombre representa a Dios. Por lo tanto, él no deberá cubrirse su cabeza.

Sin embargo, esta sujeción no es derogatoria para las mujeres, porque en el Reino de Dios todos están sujetos a una autoridad más alta. "Pues así como la mujer al principio fue formada del varón, así también ahora el varón nace de la mujer; y todo por disposición de Dios." (1 Cor. XI,12). Además, el simbolismo del velo toma aquello que es invisible, la orden establecida por Dios,y la hace visible. En la historia de la Iglesia, las vestimentas de los sacerdotes han jugado un papel similar.

El honor de la mujer



Es un honor llevar el velo. Pero al no usarlo, la mujer está de alguna manera deshonrando su dignidad femenina, su señal de sujeción de mujer, así como un oficial militar es deshonrado cuando es despojado de sus condecoraciones.

El Pontifical Romano contiene el imponente ceremonial de la consagración de los velos:

"Recibidel sagrado velo, para que podáis ser conocidas como habiendo despreciado al mundo, y que verdaderamente, humildemente, y con todo vuestros corazones, sois sujetas a Cristo como sus esposas; y que Él os defienda de todo mal, y llevaros a la vida eterna" (Pontificale Romanum, de benedictione).

San Pablo dice que una mujer sin velo es un deshonor: "Al contrario, mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta deshonra su cabeza, siendo lo mismo que si se rapase." (1Cor. XI:5)



"Debido a los ángeles"

"Por tanto debe la mujer traer sobre la cabeza la divisa de la sujeción, y también, por respeto a los ángeles," escribió San Pablo (1 Cor. XI,10).La jerarquía invisible debe de ser respetada porque los ángeles están presentes en las asambleas litúrgicas Cristianas, ofreciendo con ellos el Santo Sacrificio con el honor debido a Dios Altísimo.

San Juan el Apóstol escribió:
"Vino entonces otro ángel, y pusose ante el altar con un incensario de oro; y diéronsele muchos perfumes, compuestos de las oraciones de todos los santos para que los ofreciese sobre el altar de oro, colocado ante eltrono de Dios." (Rev. 8:3, ver también Mateo XVIII,10).

Ellos son ofendidos por la falta de respeto en la Misa, así como detestaron que el Rey Herodes aceptara la adoración de las personas de Jerusalén:
"Más en aquel mismo instante le hirió un ángel del Señor, por no haber dado [Herodes] a Dios la Gloria; y roído de gusanos, expiró." (Hechos XII,23).

Tradición antigua


La costumbre de llevar el velo fue guardada en las iglesias primitivas deDios (1 Cor. XI,16). Vemos esto en la Primera Carta de Pablo a los Corintios.

Las mujeres de Corinto, acosadas por las sensibilidades modernas, comenzaron a ir a la iglesia sin sus cabezas cubiertas. Cuando San Pablo escuchó de su negligencia, él escribió y les urgió que mantuvieran el velo. Según la Biblia Comentaria de San Jerónimo, él finalmente afirmó el asunto al decir que la cobertura dela cabeza era una costumbre de las comunidades primitivas de Judea,"las iglesias de Dios" (1 Tesa. II,15; III,6).

El mandato de Dios

Aún hoy en día, algunas personas equivocadamente creen que San Pablo basó la tradición sobre su opinión personal. Ellas piensan que él no tenía la intención que continuara en la Iglesia Universal, sino más bien, que fuera una costumbre local. Este razonamiento, sin embargo, no se conforma al espíritu Paulino. Después de todo fue Pablo quien estuvo ante Pedro para cambiar las tradiciones judías en las iglesias cristianas (Gal. II,11-21).

San Pablo les recuerda, "pues no lo he recibido, ni aprendido yo de algún hombre, sino por revelación de Cristo" (Gal. I,12), al referirse a la autoridad de su ministerio, y laveracidad de sus palabras. Nuestro Señor quiere que obedezcamos Sus mandamientos:

"Y así, el que violare uno de estos mandamientos,por mínimos que parezcan, y enseñare a los hombres a hacer lo mismo,será tenido por el más pequeño" (Mateo. V,19)..

El ejemplo de uso en las Iglesias orientales, católicas y ortodoxas:





18 de febrero de 2011

Fœderatio Internationalis Una Voce


Presidente de Una Voce, sobre el trabajo de Ecclesia Dei: 
“Los signos son alentadores”



Presentamos nuestra traducción de una entrevista concedida por Leo Darroch, presidente de la Federación Internacional Una Voce.



***

Usted es el presidente de la más antigua organización creada para apoyar la Misa tradicional en latín. ¿Podría darnos una breve introducción a lo que es Una Voce y a su trabajo?

Hacia el final del Concilio Vaticano II, se dio en el laicado una creciente preocupación por la continuidad de la herencia litúrgica de la Iglesia. Como resultado, a fines de 1964 y a principios de 1965, se formaron una cantidad de asociaciones nacionales. A principios de 1965 se reunieron en Roma los delegados de seis asociaciones europeas, y la Federación Internacional Una Voce fue formalmente erigida el 8 de enero de 1967, cuando los delegados de 20 asociaciones aprobaron los estatutos y eligieron el primer consejo.


La Federación es un movimiento de laicos, y sus metas principales consisten en asegurar que el Missale Romanumdel Papa Juan XXIII (la edición de 1962) se mantenga en la Iglesia como una de las formas de la celebración litúrgica, y en salvaguardar y promover el uso del latín, del canto gregoriano y de la polifonía sacra. Representa a asociaciones de más de 30 países. Desde la promulgación del motu proprio Summorum Pontificum en julio del 2007 se han recibido, en mayor número, distintos pedidos de información y asistencia de lugares tan alejados como Panamá y Japón. Cada dos años se convoca en Roma una asamblea general, y se realizan las elecciones para el consejo y la presidencia. La Federación no es una organización dirigida por un comité central. Cada asociación nacional es un cuerpo autónomo al que se anima a hacer todo lo posible para alcanzar los objetivos de la Federación a nivel local. No obstante esto, los que lideran la Federación están mejor posicionados para representar las preocupaciones comunes de los católicos tradicionales del mundo entero, a un nivel más alto de gobierno de la Iglesia.


La Federación es reconocida por la Santa Sede, sus puntos de vista son recibidos con cortesía y respeto por las Congregaciones romanas correspondientes, y sus representantes son recibidos en ellas de la misma manera. Con los años, ha hecho exitosas intervenciones en Roma en numerosas ocasiones, para salvaguardar la Misa tradicional y la práctica litúrgica antigua.


*

¿Cuál es su valoración acerca de la implementación del Motu proprio Summorum Pontificum desde el 2007? En los comentarios de apertura al tercer informe anual de la Federación, usted remarcó la clara oposición de una gran parte del episcopado en todo el mundo. ¿Podría agregar algo al respecto?

El Motu proprio fue recibido con gran gozo por los miembros de la Federación, y nuestro trabajo ha crecido notablemente desde entonces. Muchos obispos han respondido obedientemente al motu proprio, y esto ha resultado en grades beneficios para el clero y los laicos en sus diócesis, donde hay parroquias que se vieron rejuvenecidas, especialmente en los Estados Unidos. Sin embargo, es también verdad que un gran número de obispos no ha respondido al pedido del Papa Benedicto de “abrir generosamente los corazones y dar lugar a todo lo que la fe misma permite”. La tercera parte de nuestro informe provee detalles de asociaciones miembros en lugares donde los obispos han ignorado o han rechazado los pedidos legítimos, incluso cuando algunos sacerdotes habían dicho que les gustaría celebrar el usus antiquior con sus fieles.

Aunque el Santo Padre, el legislador supremo, ha dado permiso directamente a los sacerdotes, es un hecho que muchos obispos parecen incapaces de aceptar queSummorum Pontificum es una Carta Apostólica – un decreto papal – y no un indulto (como Ecclesia Dei adflicta, de 1988) según el cual se requiere su permiso; así están rehusando aceptar la voluntad expresa de la más alta autoridad.


*

Algunas personas continúan pensando que la Misa tradicional en latín está reservada a un grupo de europeos anticuados y de clase alta. ¿Es ésa su experiencia? En el motu proprio, el Papa declara su esperanza de que la reintroducción del Misal del Beato Juan XXIII alcance no sólo a los “tradicionalistas” sino a todos los católicos. ¿Diría usted que esa meta se ha logrado?

Este argumento es propuesto o por aquellos que ignoran el trabajo de la Federación, o por aquellos que desean desacreditar nuestro movimiento. Aunque el movimiento se inició en la década del ’60 y principalmente fue motivado por un grupo de europeos cultos, esto se debió a que ellos estaban mejor posicionados, en ese momento, para lanzar tal movimiento. Desde entonces, la Federación se ha expandido a cada esquina del mundo, y la mayoría de los nuevos grupos se forma cubriendo todo el espectro social; entre sus líderes hay tanto hombres como mujeres.



La descripción “tradicionalista” se usa a menudo para indicar a alguien que ha experimentado la Forma antigua antes de que la nueva Misa fuera introducida en 1970, pero el Santo Padre está absolutamente en lo correcto al afirmar que los jóvenes han “encontrado el Misterio de la Santísima Eucaristía” y se han visto atraídos por él. Sin excepción, los nuevos grupos que se forman son organizados y dirigidos por jóvenes en sus veinte o treinta años. Por ejemplo, actualmente estoy trabajando con pedidos de Indonesia, Kenya, Panamá y Japón. Todos estos grupos son dirigidos por jóvenes de menos de 35 años. Es bastante claro que el Santo Padre, con su preocupación pastoral por toda la Iglesia, está más a tono con los deseos de los fieles y los sacerdotes que muchos obispos que parecen no tener conocimiento o interés más allá de las fronteras de su propia diócesis. A medida que más y más personas descubren el usus antiquior, hay más pedidos de consejo y guía por parte de laicos para formar grupos de Una Voce.

Pero no son sólo laicos los entusiasmados con el resurgimiento de la Liturgia tradicional; también hay clérigos y religiosos. El número de sociedades sacerdotales y órdenes religiosas (tanto masculinas como femeninas) que usan el Misal tradicional está creciendo año a año. Y son predominantemente jóvenes. En nuestro website damos una lista, quizá incompleta: www.fiuv.org.

*

Un año después de la reorganización de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei (PCED), un movimiento largamente esperado por los fieles, ¿podemos decir que algo cambió en Roma? ¿Cree que es la institución apropiada para asegurar la aplicación justa y generosa del motu proprio?

No diría que la PCED fue reorganizada hace un año, sino que ha comenzado el proceso de su reorganización, lo que no es lo mismo. Aún se está desarrollando. Creo que para todos es claro que la PCED es ahora mucho más fuerte que lo que ha sido desde sus inicios, y esto es algo bueno. Recientemente aumentó mucho el área de su trabajo, por lo que probablemente haya un incremento apropiado en el número de los que allí trabajan, para tratar con la expansión de la tarea. Según mis observaciones, los signos son alentadores. Monseñor Pozzo es un excelente Secretario y administrador. Como nunca antes, todos los sacerdotes que han sido nombrados para trabajar en la Comisión celebran la Misa tradicional diariamente y tienen afinidad con los laicos que, como los miembros de la Federación Una Voce, desea dar culto al Dios Omnipotente según los libros que estaba en vigor en 1962.


No creo estar en el lugar de comentar acerca de si la PCED es o no la institución apropiada. Esta Comisión fue erigida por el Papa Juan Pablo II, y ahora ha sido ubicada en la Congregación para la Doctrina de la Fe por el Papa Benedicto XVI. El motu proprio no trata sólo sobre Liturgia, sino sobre los obispos, el clero, el laicado: ¿Qué Congregación o institución sería realmente apropiada?


*

Usted estuvo en Roma a mediados de noviembre para presentar su informe a distintos prelados curiales. Sabemos que el reporte del 2009 fue muy apreciado por los documentos y fotografías que contenía acerca de las sesiones de práctica para los sacerdotes. ¿Podría decirnos cómo ha sido recibido este tercer informe?

Durante los seis días que estuve en Roma con Jason King, el vice-presidente, y con Rodolfo Vargas Rubio, el secretario, hemos tenido reuniones en las Congregaciones para el Culto Divino, para el Clero, para los Obispos, para la Educación Católica, en la Signatura Apostólica, en la Secretaría de Estado, y dos reuniones en la PCED. También tuvimos la fortuna de recibir invitaciones del Cardenal Burke a una recepción en el Colegio Norteamericano inmediatamente después del Consistorio del 20 de noviembre; y a la tarde siguiente nos reunimos con él en su oficina en el Palazzo della Cancelleria. Presentamos copias de nuestro informe en todos los dicasterios, y fueron bien recibidas. Aunque el informe está pensado en primer lugar para el Santo Padre y la PCED, también contiene información que es pertinente a todos los dicasterios. No es la práctica de la Federación el revelar las conversaciones privadas tenidas en Roma, pero la respuesta a nuestro informe fue de buena acogida.

Cardenal Burke.

***



***