31 de octubre de 2013

El Papa celebra ad Orientem

Hoy el Papa Francisco celebró la Santa Misa "mirando a Dios" en la capilla de San Sebastián de la Basílica de San Pedro. Celebró en el altar que ahora contiene los restos del Papa Beato Juan Pablo II.













Me parece muy lindo todo (excepto la falta de ornamentos). Pero, en mi inexperta opinión personal, no se trata de "gesto" alguno. Estoy seguro de que el Papa quiso celebrar concretamente sobre los restos de Juan Pablo II, algo que obviamente no podía hacer celebrando en un "altar móvil" por la sencilla razón de que Juan Pablo se encuentra debajo del mármol del altar. Es cierto que había espacio para "el móvil", pero eso no quita lo anterior.
Podríamos tratar de hilvanar un nexo causal entre las reuniones con Castrillón Hoyos y Levada, y luego esta Misa ad Orientem... pero creo que sería establecer una causalidad muy forzada. En este caso, creo yo, la respuesta es sencilla: es un Juan Pablo III de corazón. Quiso celebrar sobre sus venerables restos, y eso fue lo que hizo. No creo que fuera tan "malicioso" tampoco de "amagar" así, con un falso "gesto" hacia los tradicionalistas. No creo que sea esa su forma de manejar la res pública.
Creo que esa es toda la explicación. Los que saltan de alegría por "el gesto del Papa" creo no han tomado sabido hacer una lectura más llana de acuerdo a la mano que hoy nos toca.

14 de octubre de 2013

P. Eutimio: la Oración de Jesús


Si bien, las oraciones comunitarias, en la Iglesia, y también aquellas que hacemos en nuestras celdas, leídas o cantadas con los libros, son utilísimas, ellas son por su naturaleza pasajeras. No siempre disponemos de libros. No podemos pasar todo nuestro tiempo en la Iglesia o en la celda: debemos vivir y cumplir nuestras obligaciones. Yo no conozco otra oración más que la Oración de Jesús que pueda ser incesante. Para esta, no hay ninguna necesidad de estar en la Iglesia, o en la celda, o de usar libros: se la puede rezar donde sea, en la casa, por la calle, viajando, en prisión, en el hospital… Sólo se necesita aprenderla.

Algunos la comparan con el murmullo de un arrollo: ella continúa en todo momento, mientras tú caminas, o trabajas, o reposas. “Yo duermo, pero mi corazón vela” (Ct 5,2).

Enseñanzas del Padre Eutimio sobre la oración de Jesús.
Escrito por Sergio Bolsakov

John a su hijo Michael


"Nuestro amor puede enfriarse y nuestra voluntad deteriorarse por el espectáculo de las deficiencias, la locura, aún los pecados de la Iglesia y sus ministros; pero no creo que alguien que haya tenido fe alguna vez, retroceda más allá de su límite por estos motivos (menos que nadie, quien tenga algún conocimiento histórico)."

"(...) He sufrido mucho en mi vida por causa de sacerdotes estúpidos, cansados, obnubilados y aun malvados; pero ahora sé lo bastante de mí como para ser consciente de que no debo abandonar la Iglesia (que para mí significaría abandonar la alianza con Nuestro Señor) [...]"

Extractos de una carta de John Ronald Reuel Tolkien a su hijo Michael, fechada el 1 de noviembre de 1963.

5 de octubre de 2013


Voy a vigilar mi proceder para no excederme con la lengua; le pondré una mordaza a mi boca...

Salmo 39, 2.

3 de octubre de 2013

"Reglas para eremitas"


"Tienes la oportunidad de dejar este mundo y de seguir al Señor. No dudes un instante. No permanezcas observando lo que queda atrás, en el camino, ni sueñes con tu fantasía, gestando fantasmas en un futuro que no es y que, seguramente, nunca será.

Deja. Aventúrate, en cambio, por las sendas de la Eternidad, que ya están a tu disposición. No sólo no están lejos sino que en este mismo instante se abren para ti.

Tal vez pensabas que alcanzarías una vida mejor mudando de lugar o escapándote del tiempo. Nada de eso. Aquí hallarás una pequeña senda para horadar el instante y el lugar en que te encuentras y pasar del otro lado. Más allá.

No te turbe tu pasado. No te angustie el mañana. Simplemente estás aquí y ahora con el Señor. Es Él quien te llama.

Y no quieras saber otra cosa. No te pierdas en vericuetos ni te distraigas en tu propio laberinto. No te justifiques buscando razones para escapar de la senda del Señor. Que no te deslumbren los espejismos de un mundo que perece.

Aquí intentamos no caer en el precipicio de la muerte. Aquí pedimos al Señor la Salvación… No pretendemos dar lecciones sino aprender a abrir las puertas de par en par al Salvador.

Abre estas páginas y reconoce, en ellas, una insinuación. Una suerte de invitación a subir mucho más alto. Solo son un punto de partida."

Padre Fray Alberto E. Justo, O.P.